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sábado, 31 de marzo de 2012

PATRIOTAS ANDALUCES

 El Pacto patriótico. Las instituciones permanecen. Las personas pasan. Andalucía. Un pacto por ella. Un acuerdo de la ciudadanía para sacarla de su letargo de siglos. Un convenio para revivirla. Una salida de diosa para una tierra de dioses.

Sería posible. A poco que algunos del Psoe y otros tantos del Pp dejen en el vestuario de sus horrores el alimento adulterado que nos han dado a probar, sería posible un arreglo. Si Andalucía requiere una alianza de partidos, lo idóneo es que la firmen Rubalcaba y Rajoy. Prescindamos de Griñán y Arenas a fin de no rascar sobre la herida recién abierta. Sobre 109 parlamentarios, ambos grupos reunirían 97.

Mayoría capaz de levantar las mayores taras. De producirse en el País Vasco o en Cataluña, quedaría despejado el pánico independentista. En Andalucía se pondrían las bases para un concierto regional que ríanse de la reconstrucción alemana tras la segunda gran guerra. Ello, que es posible aunque nada probable, requeriría que la cosa pública se colocara por encima del interés partidista. Lo cual, amigo Sancho, no se halla en el horizonte de unos u otros. El patriotismo es fruto del amor compartido y los amantes pierden sus fuerzas en onanismos de establecimientos de alterne. No es.

Y si fuera… En cuatro años, la tempestad se tornaría calma y la paz social generaría confianzas. Políticas de ajuste y de consenso. Economías volcadas a la producción y al empleo. Intervenciones educativas y sanitarias de calidad a precio justo. Mercados domesticados por el equipo económico habitual. Medidas fiscales en defensa de los menos pudientes. Transparencia administrativa en medio de un mar de aguas limpias. Estado de derecho y derecho de Estado.

Por qué dos partes si se puede evitar el litigio. Una transaccional por aquí. Una cesión por allá. Sea por Andalucía, libre de salteadores. Sea por España, hambrienta de amores. Sea por la Humanidad, toda ella.

Y para más utopía, un presidente de Izquierda Unida. Cien sobre cien. El club de los patriotas vivos. Soñar nada cuesta. Pero yo les digo: si amaran a su patria, lo harían. Si la amaran.

Un saludo.

viernes, 30 de marzo de 2012

PARADOS JÓVENES

Helena de Troya. España no quiere ser Grecia. Admira a Alemania. El sol español determina personalidades alegres y poéticas. El clima germano condiciona el carácter serio, riguroso, filosófico, de los habitantes de aquellas tierras. Joaquín Turina nunca podría ser Wagner. Ortega y Gasset dista mucho de Heidegger. Se persiguen sueños pero el despertar trae amargas realidades.
La incorporación de España a la Unión Europea comportaba algo más que una entrada en sociedad. La ceremonia del baile de los 18 años unge a las mocitas de papá rico. Si alguna vez, la niña pobre acude a ella, o se ajusta a su peculio personal o se precipita en los brazos de papá dispendio. A Felipe González le cupo el honor de presidir el Gobierno que posibilitó la entrada de nuestro país al estamento nobiliario de la economía. Luces esplendorosas en brillantes lámparas de Bohemia. Aznar no se quedó atrás y a los fastos felipistas agregó el lujo escurialense. Zapatero no se quiso quedar atrás y, por encumbrarse allá donde no debió, dejó colgados a los españoles y suspendida de la rama más alta de la sequoia de la deuda a la economía del país.
Los ricos que se arruinan suelen arrastrar en su caída a los pobres que vivían de las migajas de los primeros. Si la Koplowitz se sumerge en la dulce discreción de las milmillonarias, el gobernantucho de turno alardea de su condición de nuevo rico sobrevenido a raíz de las coimas, de los fondos y de las malversaciones que le proporciona el poder político. Pues la España de Zapatero, del Psoe, de Toxo, de CC.OO., de Méndez y de UGT, más de lo mismo. Si hay un agujero negro, se escarba. Para deuda, la alemana de la postguerra. Que no les falte de nada. Si se acaba el domperignon, que suban el doncorleone. Que algunas carencias recortan los derechos sociales de esta burguesía de pana made in Versace.
Las perspectivas de las jóvenes generaciones están a merced de la expectativas de las generaciones maduras. Al subsidio de paro, la recompensa de la debilísima pensión. El volar del nido familiar fue recuerdo de unas noches de verano de los años setenta y ochenta. En nuestros días, la casa de los padres nunca fue refugio tan necesario de los hijos. Y los ingresos de los progenitores han de servir de apaciguamiento a las rebeldías consiguientes de los vástagos. De no ser por esta premisa familiar, las calles serían un semillero de cohetes y no precisamente falleros. Jóvenes parados, se cuentan por decenas de miles. Si en Andalucía tienen que confiar en Griñán o Valderas para insuflarles aliento de cambio, mejor se compran un disfraz y asisten a todas las carnestolendas del mundo.
Jóvenes y parados. Sobradamente preparados para trabajar. Pero empleo, ni uno. Quién coloca la cadena al pescuezo del tigre hambriento del desesperado. Desde luego, los del Psoe y los de Iu, que los han dejado sin comer, no. Seguro que no. Y como lo saben, distraen al personal, con recortes de derechos, ataques a los clérigos, empresarios crueles, derecha inhumana y otras muchas infamias. Claro que de los infames no se puede esperar cosa distinta.
Un saludo.

ENERGÚMENOS

Las maldades de la reforma. Hay quienes, interesados en convertir la normalidad democrática en un diario conflicto callejero, culpan a la ley de reforma laboral de todas las desgracias de los trabajadores. Esperpento en su más desabrida acepción. Ni piensan ni quieren que se piense.

Si un empresario se desprende de un trabajador, meses antes de la reforma, en virtud de un escrito falsificado de baja voluntaria, no cabrá atribuir a esta reforma la mala leche de aquél. Bueno, pues también. Los que viven de la falacia y hacen del caos su medio natural de vida, fustigan cualquier voluntad racionalizadora de los hechos. Gente malévola y desleal que se alimentan de la carroña. Entre ellos, surge una especie de facinerosos que se caracterizan por la violencia y la bronca, la intimidación y la amenaza. A estos actos de soldadesca mercenaria agregan la perpetración de daños. Estamos hablando de los energúmenos. Demoníacos, furiosos, alborotadores.

Estos sujetos son los que desvanecen las esperanzas en la acción sindical como defensa de los derechos de los trabajadores. Si la confianza en los dirigentes sindicales decrece a la velocidad de los neutrinos, el apoyo desinteresado a los Toxo y a los Méndez se mide en unidades de ingenuidad rayana en el cretinismo. Los enégúmenos, como todos los factores de desestabilización social, tienen su antídoto. El remedio a este mal de despacha en las boticas del Ministerio del Interior. Agentes de seguridad que actúen de manera contundente contra los piquetes desbocados que amedrentan a la ciudadanía y se parapetan, cuales cojomantecas de kale borroka, en la m,uralla de impunidad que les dispensan determinadas formaciones políticas.

Los amigos de la silicona en las cerraduras, los pintores de brocha gorda antiescaparates, los pancarteros de listones afilados y punzantes, arremeten contra rótulos comerciales, toldos hosteleros, puertas comerciales y todo aquello que huela libertades. Y ello porque, huérfanos de representatividad obrera, se ofrecen como matones de lumpen, a los dirigentes barbados del aperitivo en el Villamagna.

Los energúmenos son una especie difícil de erradicar. Se reproducen a través de euros y se desarrollan, se reproducen y crecen mediante inyecciones de talones con fondos bien repletos. El mercenario cobra por dañar o por matar. El contratista de estos soldados de fortuna paga por sembrar discordias y cosechar estragos.

Contra ellos no cabe la porra ni los antidisturbios. Basta aplicar la ley. Previa identificación y detención de los malhechores, denuncias que te crió. A partir de ahí, los jueces de lo penal tienen la palabra. Condenas subsiguientes, después de un proceso con todas las garantías y exigencia de responsabilidades civiles. A indemnizar a los perjudicados.

Estos elementos se vuelven muy blandos cuando se les toca el bolsillo y se secan sus fuentes de ingresos. Aprenden. Vaya que si aprenden.

Un saludo.