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jueves, 30 de agosto de 2012

RESCATE SIN CONDICIONES

Menos mal. La señora Sánchez Camacho, presidente del Pp de Cataluña, ha puntualizado. No se ha extendido en las precisiones pero sí ha dejado caer algunos avisos. Si Artur Mas solicita rescate al Estado español, será atendido como debe. Es decir, tendrá que someterse a las condiciones establecidas a todas las comunidades para estos lances. Del mismo modo que España lo hace en identidad de peticiones ante la Unión Europea. La chulería del presidente de la Generalitat catalana comporta un trasunto de inferioridad personal y/o institucional que debe hacérselo mirar. Lo mismo se cree más que nadie y es un memo sin pelotas. Igual se cree un señorito de la Diagonal con bombín de los Rius y con busto hogareño del Generalísimo. Hasta puede compartir mesa y mantel con Laporta, Rosell y Núñez brindando en paz y compaña por los zafios negocios de su independentismo de opereta.

Condiciones, sí, señor Mas. Las que sean necesarias para que los españoles sepamos que su Gobierno no se pliega a las exigencias amenazantes de usted y de los suyos. Las imprescindibles para que la ciudadanía de la nación admita que los rigores económicos que sufre no traen causa de los gastos suntuarios de embajaditas de pitiminí ni de comisionistas de la ITV o del Palau ni de oenegés nacionalistas burguesas ni de escándalos financiers de la beautiful people catalanoide. Condiciones a todo pasto para detener la hemorragia de gastos indecentes de ese Gobierno de Ciu tan inepto y desvergonzado como el de Montilla y Carod. Condiciones y requisitos sine qua non para que el pueblo tenga las garantías mínimas de que España no es la república bananera en que algunos politicastros quieren convertirla.

Cinco mil millones de déficit, señor Mas, es una cifra insostenible. Pese a ella, usted acude, desafiante, en busca de rescate. Debería darle vergüenza. Un poquito de pudor. No impute al Estado la irresponsabilidad de quienes han venido arruinando a nuestra Cataluña. Nuestra, que no de suya. Su “sos” muestra que usted es, aparte de desagradecido, más chulo que un ocho y más insolidario que un tropel de víboras venenosas.

Si al menos mostrara respeto y reconociera que las finanzas catalanas atraviesan un túnel de angustiosa oscuridad, la gente sería más comprensiva porque acaso se apiadara de su arrepentimiento y de su contrición. Pero qué va. El umbral de la humildad es pisoteado siempre por las botas claveteadas de la soberbia y de la más repugnante demagogia.

En cualquier caso, contra el vicio de pedir lo imposible, está la virtud de no dar más que lo merecido. Cataluña no debe pagar las mezquindades de sus dirigentes pero tampoco ser recompensada por la maldad continuada de los mismos. Rajoy dispone de saque. A ver si en este turno no comete tantas dobles faltas. A ver. Condicione y acondicíonese.

Un saludo.

LAS LLAMAS DEL EXTRACTOR

El director de la Intervención General, señor Gómez, ha recurrido a un grafismo mental para explicar el incendio de los expedientes de regulación de empleo de la Junta de Chaves y de Griñán. Ante los gritos de fuego, fuego, el dueño de la casa exigió un informe escrito explicando las características de la llamarada. A ver si vamos a alarmar a la vecindad por un quítame allá esas chispitas. No obstante, por más que las palabras del Interventor suenan certeras y tajantes, nadie nos ha convencido de que el funcionario insistiera en sus llamadas de terror. Lo mismo temió que alguien le cortara...la retirada.

No trato de salvar por un momento la responsabilidad de la panda juntera. Bajo ningún concepto. Bastante lastre arrastra por sí sola. Lo que me queda en el consciente es el número de advertencias y la intensidad de las mismas. Básicamente para que no se quede con el baldón de que nadie pueda pensar que cumplió su deber y guardó sus espaldas. Dicho de otra manera: ¿los alaridos del señor Gómez se limitaron al descubrimiento de la primera candela o se repitieron hasta que su garganta no dio más de sí? O más allá: ¿informó a los superiores máximos de la jerarquía sobre la magnitud del coloso cremado? Miren ustedes, es que no estamos ante un presunto delito inicial que terminó al día siguiente de su estallido. De haber delito, ha sido continuado y la piromanía reinante presentaba caracteres de patología colectiva y no atribuible a un sujeto determinado.

Insisto. ¿Informó Gómez a Chaves tras constatar lo baldío de sus notificaciones al IFA o a la Consejería de Empleo? Acaso se limitara, ya digo, a cubrir su espina dorsal sin dar cobijo a otro tipo de expedientes contra su persona. La desmemoria sobrevenida de algunos cargos públicos provoca reacciones de sospecha entre la ciudadanía. Gómez debió reunirse tantas veces con el Consejero de Hacienda, a la sazón Griñán, que no recuerda si en alguna de esas reiteradísimas ocasiones, le trasladó su preocupación sobre caso tan difícil. En cambio, si apenas mantuvo citas con el hoy presidente, cómo ha de interpretarse su olvido con tan poderoso personaje. Cuando el Interventor termina de dar la puntilla a la verosimilitud de sus deposiciones parlamentarias, es cuando justifica que “un consejero no se va a leer toda la documentación”. Con lo fácil que sería facilitar a la Comisión el nombre del bombero advertido o del parque regional de extinción de incendios. Recuerden el lema: cuando un bosque de dinero se quema, algo suyo se incinera. Las cenizas son las de la decencia perdida.

El extractor estaría en llamas. En cualquier caso, el interventor andaba un poco afónico, acaso afectado de pirofobia y horrorizado por el carbónico desprendido. Los mismos bomberos alegaron sordera crónica y selectiva, corte del suministro de agua, que se enteraron por la prensa y que ojito con hablar más de la cuenta. Así andamos. En tanto la mayoría está ahorcada por la soga de los recortes de la Junta, unos cuantos canallas veranean en Ipanema a costa de los contribuyentes.

Este interventor es que me tiene “flipao”. Se cubre las espaldas pero en vez de tirar de la manta, destapa a los desnutridos. Una joya.

Un saludo.

miércoles, 29 de agosto de 2012

ERRORES POLICIALES


El error es gravísimo. Qué vamos a objetar a esta altura de la película. La policía científica española tiene un historial en el que se ha labrado un merecido prestigio a golpe de vista y de preparación. Intuitiva, por lo de menos, tuitiva por lo de más. Es la policía como cuerpo y como especialidad. En algunos casos, se reviste incluso de la categoría fílmica de los CSI.


Ocurre a la policía como a tantos servidores del Estado. Que está hasta las trancas de trabajo y vacía de recursos materiales y medios humanos. La confusión en el caso de los chicos ha sido de irse a comer a otra parte. Sin embargo, los españoles tenemos la vocación cainita de meter a todos en el mismo saco. Una cosa es el cuerpo policial y otra sus unidades diferenciadas. Las equivocaciones de los agentes deterioran la fama de la institución pero no pueden tachar de un plumazo los éxitos y el crédito de la misma. La Policía no es un rebaño de miles de cabezas. Ni siquiera es un rebaño. Llámese policía nacional o Guardia Civil. Órganos que garantizan la seguridad y el orden y, a fe, que lo hacen muy bien.


Echar carburante al fuego, perdón por la soga, encendido por este lamentable error constituye un acto de cobardía. Cometido el desaguisado, el mismo no ha sido advertido más que por la familia materna de los chicos. Ni el juez ni la fiscalía han tomado medidas vestidas de contrainformes. Sí lo ha hecho la madre. Y el sentido de madre ha promovido un desenlace que, por fatídicamente temido, ha puesto los puntos sobre las íes. Las demoras en la resolución del caso, cuya respuesta judicial se antoja todavía larga, entran en el terreno pantanoso del qué se va a hacer. Sin embargo, la familia tiene derecho a la acción de regreso contra la Administración y a reclamarle las responsabilidades patrimoniales a que ha lugar. El mal está hecho. No carguemos contra la Policía en general ni contra los agentes en particular más tintas que las que los medios están arrojando sobre ellos.


Urge reformar la Administración. Toda ella. Desde Interior y Justicia a la sanitaria y educativa. Que ninguna institución pública quede exonerada de la revisión a fondo. En pleno siglo XXI, reverdecen bosques decimonónicos que no conocieron los adelantos tecnológicos ni se empaparon de literatura de la productividad ni quisieron beber las aguas de la transparencia y de la objetividad. En suma, el vuelva usted mañana de Larra se hace penosa realidad en nuestros días de Smartphone, ipad y otros artilugios de comunicación galáctica. Y lo que es peor, en la era de la cooperación internacional, todavía persisten rencillas de ambición entre ciertos funcionarios de la policía y de la guardia civil por ver quiénes se apuntan primero el tanto de la releche. En este sentido, abogo por la creación de un Cuerpo Único, allende las decisiones de Fernando VII y de Isabel II, de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Un Cuerpo único y unido que se consolidará al ritmo de los emolumentos que, a título de ejemplo, perciben los miembros de la policía local.


A poco que pongamos de nuestra parte, nos daremos cuenta de que los errores ajenos son atribuible en bastante medida a los conformismos propios.


Un saludo.

lunes, 27 de agosto de 2012

CLASES MONOCOLORES


En la Escuela Francesa de Madame Ivonne Cazenave. En ella cursé mis estudios de Bachillerato elemental y superior. Pocos recuerdos me son tan gratificantes como los de aquellos años de la “clase verde”. Reconozco y saludo con simpatía a muchos compañeros de grupo pese a que la distancia nos ha alejado. En aquellos años, la Escuela Francesa separaba a sus alumnos de sus alumnas y recibían una enseñanza diferenciada. Madame, ay Madame, la gran señora de la Huelva de entonces, mostraba una vez más su distinción y, en el marco de sus lecciones particulares, y gratuitas, de la lengua de Molière, reagrupaba a chicos y chicas con toda la naturalidad del mundo.

Hice el Preuniversitario en el Instituto Rábida. No había otro, claro está, en los años sesenta. Después construirían el “Femenino”. El Femenino, ojo, continuaba siendo bandera de disgregación de personas en la España del desarrollismo y del turismo de suecas. Manda narices. En el Rábida de Mari Paz Sarasola, otra gran dama de la enseñanza del francés, el Preu reunía a chicos y chicas. Clases mixtas para grupos de estudiantes. Excepcional. La experiencia se produjo cuando cumplí diecisiete años. Nada malo en las relaciones académicas y de amistad entre los jovenzuelos. Las relaciones eran sencillamente cordiales.

En mi larga etapa de profesor, he defendido la enseñanza mixta. Entiendo que las escuelas no deben educar para la vida, sino en la vida. El futuro es hoy. Mis saberes actuales enriquecerán los de mañana pero los que he de adquirir no compensan el gozo perdido del presente. Muchachos y muchachas unidos en busca de entendimiento, de reciprocidad emocional, de convivencia, constituyen un hito. Quienes, por razón de edad y circunstancias de dictadura, hubimos de esperar 17 años para compartir miradas, complicidades, explicaciones, apuntes y afectos con las chicas del Instituto, sabemos como pocos el valor de la educación mixta.

Mi defensa es clara, abierta e indiscutible en este sentido. Ahora bien. La tentación de imponer nuestras ideas sobre las de los demás, causa estragos en la capacidad de tolerancia y de libertad de nuestra sociedad. No nos hemos desembarazado de los residuos catastróficos del pensamiento único del franquismo. Nos llamemos de izquierda o de derechas, la vocación monjil y maniquea de las polaridades forma parte de nuestro acervo cultural y mental. Y es un despropósito. Si hay grupos sociales que consideran que la educación mixta es un error y, de forma libre, se inclinan por la separación escolar de hombres y de mujeres, pues bueno, ellos sabrán. Ante esta postura no cabe acusarlos de discriminadores o de segregacionistas. Siempre, claro está, que se excluya la violencia, la intimidación o cualesquiera armas de presión subliminal. En mi modesta opinión, las escuelas separadas constituyen una aberración. Lo cual no obsta para que cargue contra quienes piensan de manera distinta.

Otra cosa es la interpretación sociológica y/o política que anima a estos movimientos, acaso ultraconservadores. En este contexto, podríamos aludir a sesgos religiosos arcaizantes, a movimientos sociales economicistas, a corrientes académicas sexistas, a poderes fácticos con intereses torticeros y un largo etcétera. Los juicios de intenciones son perversas maneras de proyectar hacia los demás nuestra agresividad incontrolada o nuestra pasividad doliente. La asertividad ha de presidir los flujos de comunicación de las personas. Podemos lucir nuestra habilidad negociadora de manera franca y directa sin atentar contra los demás. Esa institución tantas veces admirable y tantas veces censurada como es la jesuítica sitúa a la Iglesia en el eje de una realidad incuestionable: se respeta la enseñanza diferenciada pero entiende que la formación integral se enriquece a partir de la convivencia de muchachos y muchachas.

Las diferencias biológicas, de maduración o de precocidad entre estudiantes de uno u otro sexo pueden explicar la venida del neotradicionalismo inducido. Desde mi punto de vista, la explicación no es justificación. En cualquier caso, deploro los radicalismos. Ni separar es siempre negativo ni la escuela mixta es templo alguno de promiscuidad.

En vez de alentar simas, es necesario que exploremos valles, ríos navegables y mares de encuentros. En la sociedad. La escuela se beneficiará de ello. Al revés, no.

Un saludo.

domingo, 26 de agosto de 2012

COMO UNA MAFIA

¿Dónde está el testigo protegido? Ni existe ni puede existir. La Junta de Andalucía no es una mafia. Pero en el caso de los EREs, cualquier semejanza con esta organización es digna de análisis. Los buitres revolotean en torno al cadáver de la decencia. La víctima yace sin carnes. Todo hueso. Ninguno probó las vísceras. Pasaban por allí. Debieron ser las hienas, se excusaron. Como una mafia.

El fútbol nació en Inglaterra. La mafia tiene su origen en el sur de Italia. El crimen se organiza en el mediodía mediterráneo. Los hombres de honor eran sus dirigentes. Sus códigos, inviolables, pasaban por la omertá. El silencio. La mudez no sobrevenida. Era la única forma. El delito proporciona privilegios. Allí donde la oligarquía y el Estado se hacen sello, el poder es fruto de su arracimamiento con ellos o de su desarraigo radical. Prevalece lo primero. La cercanía se funde en vínculos de sangre. Las familias constituyen la nueva y cancerosa célula de la sociedad.

Yo no digo que la Junta de Chaves y de Griñán sea una mafia. No lo digo. Afirmo que actúan en ocasiones como si lo fuera. En el gobierno andaluz, no habrá gabellotti recaudadores, pero sí existen cargos públicos que se llevan la pantera a casa como signo de comisión ganancial. No aseguro que roben a los trabajadores. Sí mantengo que algunos se han puesto las botas a costa del sufrimiento de los obreros despedidos. Imposible aseverar que todos los golfos de Andalucía pertenezcan a los gabinetes de consejeros de los expresidentes. Sostengo, sin embargo, que muchos de entre ellos son sujetos de tropelías infames contra el pueblo.

La Junta no es una mafia, insisto. Ocurre, en cambio, que en su seno ha podido formarse una banda de este cariz. Los padres de la patria se instruyen en el seno del partido. La educación espartana no se funda en la austeridad y en el patriotismo. Halla su sede en el tribunal de la injusticia y se alimenta de la burla sistemática de la ley. La criminalidad institucional crece, pues, de forma alarmante. En Sicilia, las mafias incrementaron su influencia bajo el paraguas de gobiernos de izquierda. La inmensa mayoría de los emigrantes sicilianos a Estados Unidos eran obreros que se extrañaron del terruño en busca de mejores condiciones de una vida que se les anunciaba corta. Si no por el desempleo, por la malsana locuacidad.

El silencio de los llamados a declarar ante la comisión parlamentaria de los EREs no descansa en la ley de la omertá. Cómo voy a creerlo. Pero cuánto se parece. La presencia de los guerrieri, marquesino, riverello, mañuco o las santas madres que los engendraron, me recuerdan esos vicios. Observen la finta de don Justo Mañas. Que comparece con voluntad de cooperación leal, sostiene, y, además, sin abogado. Listo. Su mudez es pareja a su sordera. Como sus compañeros, carecía de capacidad de disposición de fondos económicos. Y de vista para observar. Y de seso para analizar. Y de olfato para atisbar el hedor. Y de tacto para apretar el stop. Y de gusto para comerse la porquería.

Las intervenciones de los exconsejeros Viera y Fernández aportarán nuevas sombras a la comisión. Oscuridades de muerte que preludian el sonido de las trompetas del juicio final de Chaves y de Griñán. Estos dos angelitos saben de los EREs lo que Capone de fraude. Dirán que nada. Con todo, si el mafioso cayó, los que rememoran prácticas análogas, pueden tropezar en el escalón más llano. Y los resbalones, ya saben.

Siempre nos quedará la juez atalaya Alaya. Que viva muchos años y que durante todo ese tiempo disfrute de salud y conserve, íntegras, sus agallas.

Ya les digo. Como una mafia. Omertá. Shisssssssssssssssss. Pim pam pum.

Un saludo.

FE: HUMANA Y DIVINA

Algunos amigos se sorprenden cuando manifiesto mi descreimiento en Dios. Les refiero que es mi descreimiento personal, el cual ni reta la idea de la existencia de Dios ni combate a los demás que hacen de su fe divina un acto de asentimiento. Al tiempo, les refiero que tienen ventaja sobre mí en tanto carezco de ese don del que participan millones de creyentes de distintas religiones. Qué le vamos a hacer pero las cosas son como uno las observa, las siente y las asimila.

Carezco de fe divina. Sin embargo, sí tengo fe humana. Fe entendida como confianza en alguien a causa de su autoridad moral, de su sabiduría o del valor de su compromiso. Fe como lealtad y fe como conducta recta y honrada. Fe como criterio de relación multilateral y como ausencia de malicia o de doblez. Tengo fe en la humanidad por más que desconfíe de ciertos sujetos que se integran en ella. Fíjense si tengo fe que, dadas mis carencias cognoscitivas, creo firmemente en la teoría de la relatividad de Einstein, en la gravitación de los cuerpos, en la esfericidad de la tierra o en la presencia de malignidades en medio de tu entorno más próximo. No las veo, no las entiendo pero lo creo a pies juntillas.

Cuando se habla de fe pública, admito la autoridad legítima de quienes, conforme a su condición de secretarios de juzgados, de notarios o de funcionarios en general, rubrican documentos considerados como auténticos. Salvo prueba en contrario, eso sí. Y ello, a pesar de la fe púnica, de la mala fe que a algunos garbanzos negros les es inherente.

El Parlamento de Andalucía va a iniciar en breve, si cuando aparezca este artículo no se ha estrenado ya, sus tareas de investigación sobre la canallada del fraude de los EREs. Qué quieren que les diga. Tengo tanta fe en sus miembros como en los procedimientos seguidos y en sus conclusiones. Ninguna. No desprecio la naturaleza democrática de estos personajes. En absoluto. Si el pueblo los ha elegido, su legitimidad es obvia. No obstante, mi fe es nula. Ni creo en la comisión ni confío en los que han de deponer ante ella.

Ya sé que el problema es de autor. Pero no tiene solución. Si personajes con deudas pendientes con la justicia, que no digo con la ley, constituyen tribunales de honor, permítanme que me ajuste la coraza de la racionalidad y cierre los ventanucos a la sensiblería que anida en todos nosotros. Por ejemplo: si Griñán, Chaves, Valderas o Mario Jiménez tienen algo que ver y/o decir en ese tinglado, antes acepto la Revelación que la evacuación verbal de estos individuos.

Miren hasta dónde llega mi fe humana. Hasta rendirse a la divina. Cuestión de ejemplos.

Un saludo.

viernes, 24 de agosto de 2012

DIMISIÓN, NO. DESTITUCIÓN FULMINANTE


Expresaba recientemente mi opinión sobre el ius puniendi del Estado. Castigo, sí, conforme a ley. Venganza, no. No modifico un apunte. Sin embargo, mi comentario adoleció de un error garrafal. Creí en el estricto cumplimiento de la ley.

Parece ser que mi ingenuidad desborda la experiencia de los años. Entendí que la enfermedad que aquejaba al asesino etarra era terminal. No albergué duda alguna al respecto. Estaba convencido de que el Gobierno tendría en cuenta todos y cada uno de los requisitos legales establecidos respecto a la excarcelación y a la concesión del tercer grado. Seré iluso.

Parece que no. Que la Audiencia Nacional dispone de informes forenses contrarios al carácter terminal de la enfermedad de Bolinaga. Es más: el tratamiento de la patología puede ser llevado a cabo por los Servicios Médicos del Centro Penitenciario. Por consiguiente, la supervivencia del criminal secuestrador no está en juego. Al menos a corto plazo. Para que nos entendamos: ni siquiera se ha sometido a quimio o radioterapia.

Don Jorge Fernández es ministro del Interior de un Gobierno del PP. No digo que ha prevaricado por acción. Ha podido hacerlo por omisión o por ignorancia inexcusable. Aunque no me atreva a sustantivar como delito su actuación en este tema, sí reclamo su comparecencia pública. La desvergüenza de un gobernante alcanza la cima del horror cuando, se escuda tras la ley, para manipular los reglamentos y admitir como certeros informes falsos. Engaña al pueblo. No sólo a las víctimas de los terroristas. A la sociedad entera.

Si esta idea se concreta, el ministro Fernández debe irse a la calle. Por derecho. Y no porque dimita. En absoluto. Porque es destituido de manera fulminante. A Rajoy corresponde la vez y la toma. Ni quitas ni esperas. Bastante cabreado anda el personal con la economía para que encime le rapen la rala cabellera de su moral. No estamos ante una metedura de pata. La cosa es mucho peor. Pezuña. Garra.

La cosa se llama ley. El tema es la verdad. La idea, justicia. El mal, fraude. El sujeto, el ministro o el asesino. No se enteran. Imperio de la ley. No hay otra píldora más eficaz ante dolores de protagonismo indecente. Cese. Jorge Fernández, a la calle. Expulsado. Bolinaga, a la cárcel. Basta ya de mentiras. Panda de sinvergüenzas.

Un saludo.

SE ESCAPA


El verano se marcha ruidoso, protestón, reivindicativo. Tendrá que irse pero con el listón térmico bien alto. Si apuran, dejará regueros de su recuerdo asaltando el espacio estacional del otoño. Se escapa de su jaula estival pero se estira por los jardines del equinoccio.


La bolsa sube y la prima de riesgo baja. Quiá. Las euforias duran en nuestro país lo que una verbena en Laponia. El calor es la base de la confianza. No confundan la temperatura con el calor. Nuestra economía ofrece pocas posibilidades de abrazo. Los bancos nos arrojan toneladas de carbónico a través del ladrillo invendido porque no suben los bajos a sus pantalones. Los políticos permanecen enquistados, como lapas, entre las rocas que los mariscadores gallegos no logran doblegar. El sindicalismo rampante realiza su labor de zapa y mina las rendijas por las que el Gobierno se asoma al exterior. Los agentes insaciables prosiguen su pelea innoble contra el sistema. Gordillo y Bolinaga, tan distintos y distantes, salpican con sus actos antidemocráticos las portadas de los medios.


La llegada del curso académico nos aguarda amenazante. El sector público es un volcán en ebullición. La gran reforma no es adelgazar el número de funcionarios. Ello constituiría una revolución contra el pueblo. La asignatura pendiente de Rajoy es poner en la calle, por derecho y en directa, a las administraciones paralelas surgidas al socaire de unos políticos golfos para uso y abuso de sus partidos. Empresas públicas de patrones privados, fundaciones de la leche frita, institutos de nosequé puñetas, revientan el globo institucional. Oficinas y embajadas, asesorías y gabinetes jurídicos, cargos de la nada, dejan sin posibilidad cualquier intento de recuperación.


El verano se escapa pero en su huida se va a apoderar de los polvorines sociales. Ya verán cuando las clases se demoren por falta de profesores. O cuando miles de alumnos se vean obligados a guardarse en sus centros de enseñanza a sabiendas de que no recibirán clases de matemáticas, de Inglés o de Lengua. La conciliación de la vida familiar con el trabajo se irá al traste desde el momento en que las aulas matinales y los comedores funcionen sin baterías. Los centros de salud se tocan los quirófanos a ver por dónde la gangrena se extiende. Esto está muy mal. La gente se acuerda de Santa Bárbara, ya saben, cuando truena.


Don Mariano tendrá que pedir un rescate al gigante “Ueropeo” y, al tiempo, el “polifemo” español deberá reconducir las fiestas y bacanales suntuarias de los enanitos malvados de las comunidades “negranieve”. Ya les digo, el verano se escapa pero no se va. Mucha lava guarda en sus entrañas y gran parte de ella ha de cubrir pendientes, laderas, faldas y vaguadas.


La subida de la bolsa anuncia las vacaciones del gobierno y de la oposición. A poco que se atisbe su regreso, veremos como el aerostático se desinfla y la prima hermana se desvincula del parentesco.


Ojo con las escapadas. Y con las evasiones. Este año, el otoño será frio. El calor del verano nos va a derretir hasta diciembre. Al tiempo.


Un saludo.

miércoles, 22 de agosto de 2012

EL PRÍNCIPE DEL PUEBLO (A LO BELÉN ESTEBAN)


Sánchez Gordillo es un señor. Me guste, que nada, o no, no lo descabalgo de tal consideración. Del mismo modo que no le apeo de su condición de parlamentario ni de aforado ya que el susodicho la tiene en altísima estima. No se baja del privilegio por mucho que cubra su cabeza con sombrerito campesino de paja y cubra su cuello con pañuelo palestino.

Este verano, aprovechando la canícula, se ha puesto al frente de sus huestes jornaleras y, al calor del jaleo de sus incondicionales, ha emprendido una marcha mediática al estilo de la “belenesteban”. Gordillo es el príncipe del pueblo y, desde esta atalaya, desempeña el rol de líder guevarista en la farsa ridícula cuyo guión, montaje y dirección le es atribuible. Es el Alfred Hitchcock de una subproducción financiada con dinero procedente de no se sabe qué cenáculos políticos.

El señor Gordillo okupa lo mismo un supermercado de barrio que hace acto de presencia en el hall de una entidad bancaria de pueblo, u organiza una comilona campestre en hotel de lujo. Se pasea por esta Andalucía griñanesca y valderitas como Perico por su casa. Ni la Benemérita puede meter en cintura a la tropa de pintureros. Poder hacerlo, sí. Que tengan órdenes de inhibirse, sobre todo. Buena es la Guardia Civil para que las barbas de don Gordillo se impongan a la eficacia histórica de este Cuerpo de Seguridad.

Y digo yo que por qué el señor Gordillo no hace honor a su talento creador y, lejos de deambular de flor en flor del capitalismo desmochado, no se acerca al Hospital de las Cinco Llagas y levanta en su interior los cuarteles de su invierno ideológico. Qué mejor marco teatral para que su obra se inmortalice. Incluso puede concurrir, en leal competencia, con sus aliados del Psoe en los cuestionarios no formulados a los deponentes estreñidos de la comisión de los EREs. Sería grandioso. Lope de Vega y Shakespeare enfrentados en la tragicomedia de sus vidas.

No lo hará. Sánchez Gordillo no tomará café en los salones del Parlamento. Al menos con la panda de extras. Pudiera ser que el padre de los pobrecitos campesinos se dignara leer a Calderón de la Barca. En su Alcalde de Zalamea, se invierten los papeles de sitiado y de sitiador. Permanecen, sin embargo, el factor de la violación y el concepto del honor. Crespo debió entregar el reo a la justicia pero prefirió castigar al violador de su honra. La esencia se halla en lo primero. La forma en lo segundo. Gordillo tiene el deber de defender a su pueblo y denunciar a quienes verdaderamente lo sojuzgan. En cambio, se pone al frente de un grupo que a nadie representa y toma las de Villadiego. La honra, Señor Sánchez, no está en los atajos sino en el foro de la soberanía popular.

Por lo que parece, ni Zalamea es Marinaleda ni usted es Crespo. Éste hubiera acudido al Rey. Como usted se las da de republicano, diríjase al Parlamento. Al de Andalucía. No al Congreso de los Diputados. Al Hospital. Para que se lo hagan ver. Para que veamos. Para que usted vea. Príncipe belenestebanita del pueblo.

Un saludo.

martes, 21 de agosto de 2012

GESTAPOS

Los nacionalsocialistas de Hitler, simplemente nazis, fueron un subproducto ideológico de una guerra mal acabada. A la carga lastimosa de una guerra se une una paz despreciablemente firmada. El Tratado de Versalles fue una muestra. Los perdedores de cualquier conflicto no pueden soportar las injustas condiciones de las potencias vencedoras. A puertas cerradas, ventanas abiertas. Aunque sean sencillas saeteras. En caso contrario, los extremistas hacen del maniqueísmo su pieza dorada. Tanto los de derecha como los de izquierda. Desprestigiadas las democracias liberales, su fango sirve de caldo de cultivo a las dictaduras capaces de resolver sí y porque sí la crisis y el caos. Recuerden lo que Goethe se atrevió a afirmar: “prefiero la injusticia al desorden”.


Las policías secretas de los regímenes “salvadores” hollaron los cimientos del totalitarismo hasta enterrar los valores racionalistas que potenciaron los ilustrados. En este mar de coles infectadas, la custodia preventiva era el salvoconducto legal para prescindir de los procedimientos y enviar a la cárcel a todo hijo de vecino. Pregunten, si no, a los historiadores de la Gestapo o de la policía de Stalin. Los Goering y los Himmler de turno convirtieron al Estado en Partido y a los agentes del orden en comisarios políticos. La tortura era el factor equis de las respuestas buscadas.


En la Delegación del Gobierno de la Junta en Málaga ha aparecido un documento interno donde se señala a los funcionarios afines al Psoe. No se trata de una lista negra, al parecer. Más bien de una lista blanca, de una carta dorada que abre la puerta del privilegio. Si la Fiscalía descubre la veracidad del hecho, estaremos ante una situación realmente grave. La custodia preventiva de los nazis tendría su continuidad en una actuación de esta índole. Se estaría condenando a millones de personas a campos de concentración del desempleo o de la preterición. El hecho, además de injusto, sería ilegal, inconstitucional e inhumano. El derecho adjetivo de la igualdad saltaría por los aires en el arsenal de la náusea institucional.


Celebro la denuncia interpuesta por el sindicato Csif. Trasciende el delito presunto de la prevaricación y del tráfico de influencia. Apesta a dictadura grosera vestida de trajes de seda. La discriminación entra en la esfera de lo prohibido porque se produce en detrimento de otro, y provoca humillación y ofensa. La afiliación política de los empleados públicos como requisito de desigualdad formal y esencial es una acción vergonzante que retira la careta de la cara del indigno que la ejecuta.


Los agentes de la Gestapo no lo harían mejor. Con otros medios, en distintas circunstancias y en críticas coyunturas. Si la Fiscalía llega al fondo del asunto, tendrá mucho escombro que remover. Que no llega, llevamos años aprendiendo a vivir entre esos cascotes. En este terreno, los edificios nunca se acaban de construir. Lo mismo es lo que estos canallas buscan.


Un saludo.

lunes, 20 de agosto de 2012

LA BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA


Lo dice Rubalcaba. Las mentiras que cuentan sobre él son tantas que podrían llenar la biblioteca de Alejandría. Oiga, y si son mentiras, cómo es posible que no entre al trapo y denuncie a los injuriantes. Interligare es una más en la larga ristra de ajos que pone en huida al vampiro psoecialista. El problema psicopatológico no lo tienen los medios. En absoluto. La bazofia no la genera la prensa. Surge, crece, se desarrolla en Ferraz y muere en la prensa del movimiento psoecialista.

Con lo fácil que es desenredar un ovillo de estas características. Se soluciona con el verbo explicar y alcanza cariz de verosimilitud con el sustantivo argumento. Por ejemplo, cómo explicará que el señor Garzón, juez estrellado como una banda dibujada, estuvo presente en reuniones de esta empresa parapolicial que contrataba, acaso irregularmente, con el Ministerio del Interior cuando don Alfredo hacía como si lo dirigiera. El argumento al respecto pasa por mostrar facturas de posibles pagos al extitular del Juzgado nº 5 de la Audiencia Nacional.

Puestos a explicar, que nos revele la causa por la que abonó doscientos millones de pesetas en siete meses a la sociedad de inteligencia. El argumento se ha de sostener en la relación de Rubalcaba con los entonces ministros de Industria y Ciencia e Innovación. Se pagó o no se pagó. Bien sencillo el problema. En el hecho comienza y en la afirmación o negación termina.

Las empresas jacarandosas suelen ser víctimas de su cachondeo constitutivo. El bibliotecario Rubalcaba sabe poco de libros pero es perito en códigos. En el caso Gal, nos regaló su facilidad para declarar sin sonrojo un rosario de mentiras a través de misterios gloriosos y gozosos. Los dolorosos son más crípticos. Se centran en reunir a jueces, comisarios, altos cargos designados a dedo, sindicalistas de transmisión, ejecutivos bancarios sin pajolera idea de contabilidades y periodistas de relumbrón que repiten la mentira hasta darle visos de embuste irreversible.

Las medallas olímpicas son pura filfa si se comparan con las preseas concedidas a ciertos policías vinculados a la Biblioteca de Alejandría. El presidente no es el belga Rogge. Se llama Alfredo, es español y ejerce de papa negro de la política desde hace treinta años. Si al menos relatara cuentos, entretendría al personal. Su especialidad son las novelas negras que él inspira y otros morenos llevan al papel.

Interligare es a una biblioteca lo que Alejandría a un camello. Rubalcaba, el gran edredón. Será enredador. Edredón, digo. Encubridor y manta.

Un saludo.

EL PMC


El Partido Manicura Conservador. Emplee los especificativos que le venga en gana. En definitiva, será el Partido de Mario Conde. PMC. Vamos a ver. Nada tengo contra este señor. Reconozco su poderosa labia y constato su extraordinaria inteligencia. Pero de ahí a liderar una organización política. La derecha es manantial de numerosas fuentes de agua la mayoría de las cuales se empantanan incapaces de portar un caudal suficiente para convertirse en ríos. De donde no hay, no se puede sacar a no ser que abrevemos en los charcos.

Don Mario ya se cargó de sinrazones para abandonar la política profesional. Nadie le quita su derecho a difundir sus ideas ni servidor intenta abortar su escaramuza partidista. Lo que pasa es que la historia es un cajón de un mueble antiguo del doblado del que alguna vez rescatamos páginas de nuestro pasado. Mario Conde ya se lució en el caso Banesto y bebió en demasía el licor de los elegidos pero no selectos. Si ha de presentar su candidatura, bien libre es de hacerlo. Cada cual toma el ronzal de su futuro como quiera. Sin embargo, ha de reflexionar si la caballería es un caballo árabe, un mulo viejo o un asno desnortado.

La política vuelve al estrato de sectaria que nunca ha de retomarse. Caminar por ella en carrozas de religión, de ideologías vanas o de grupos económicos interesados, resulta un mal sistema. Aparte de caduco y trasnochado, contraproducente. UpyD no es el referente de PMC. Si acaso, una alternativa condenada a morir en cuestión de un par de legislaturas. Con todo, lo que más me subleva del futuro partido es que lance ideas transversales del tenor de las siguientes: “reformar la Ley Electoral no es de derechas ni de izquierdas”, como tampoco lo es “quitar los privilegios a la clase política, suprimir el Senado o replantear el modelo de Estado y las comunidades”. La ley electoral es una ambición legítima en clave antinacionalista, sí señor. En cuanto a desposeer de sus privilegios a la casta política, se puede entender como un aviso a navegantes de la corrupción. En lo que respecta a replantearse el modelo de Estado o las Comunidades o el Senado, pues nada, una aspiración que vincula a millones de españoles.

Mas se olvida una cosa. Estas reformas exigirían un cambio del texto constitucional. Ahí se halla la madre del cordero. El analista más torpe sabe la dificultad de esa tarea. O la realizan los dos grandes o nombro a las madres de las sirenas que quieren llevarse a Ulises al huerto de las maldades. No se lo cree Mario ni quienes apoyan su desatino. El activo del exbanquero tiene más agujeros que un queso gruyere.

En fin, que cada uno se ahorque a discreción. Desde mi punto de vista, esa operación está condenada al fracaso desde su gestación mental. Los intereses que se exponen en su derredor son tan fatídicos como frágiles sus arquivoltas. El ridículo no es patrimonio de nadie. Eso sí, algunos se enfangan en la enfermedad de confundir el deseo particular con la realidad general. Es una pena. Mario podría ser un buen emprendedor si no padeciera la sordera de su genio.

Un saludo.

sábado, 18 de agosto de 2012

EL TURISTA


Ann Tyler escribió una novela, magistralmente llevada a la pantalla con el título de “El turista accidental”. El escritor que escribía guías para turistas nunca vio en su vida de abatimiento las riquezas que su alrededor le iba a deparar. El turismo es un IVA de nuestro sino, una inversión en valores humanos globales, una cosecha de vivencias espirituales que trascienden el ámbito de la economía.

Digo esto a expensas de la declaración del señor Soria, ministro de Industria, Energía y Turismo a través de la cual recomienda acotar la práctica turística a los límites territoriales de España. Uno entiende la postura del gobernante, cómo no, en el marco de la debilidad de nuestra economía. Agrega el canario que la oferta es tan rica que a ella se acogen millones de extranjeros. Cierto. Muy cierto. Salvada la casuística, este articulista discrepa del mensaje y aboga por el ejercicio de turismo internacional.

Es indudable que nuestro país atesora una riqueza cultural, gastronómica, o de esparcimiento en general, a la altura de cualquier territorio del mundo. Por encima del sol y del agua, España es un mundo por descubrir para los propios españoles. Sin embargo, aparte del paisaje, está el paisanaje. Si falta el elemento humano, los pueblos y ciudades de indudable atractivo artístico o histórico están pero no son. Años atrás viajé por algunos pueblos de la geografía española y, contra el sentir generalizado de sus visitantes, solía discrepar porque los resituaba en el ámbito de los “pueblos de El Corte Inglés” o de Disneylandia. Localidades hermosas portadoras de una fachada de siglos pasados, mas vacías por dentro. Y ello por la sencilla razón de que paseabas sus calles sin tropezarte con un solo lugareño dedicado a sus actividades tradicionales.

Lugareños. Habitantes. Vecinos. Indígenas. Actividad normalizada. La ausencia del factor humano empobrece el viaje hasta extremos miserables. Ya me ocurrió en un renombrado pueblo de las Alpujarras o en una localidad de Segovia. Escenario tan idílico y bucólico como distópico. La distopía era resultado de una sociedad ficticia. Algo similar me ha ocurrido en Brujas. La oleada turística en busca de un hermosísimo paisaje urbano del Diecisiete no halla su correspondencia en la humanidad de sus habitantes. Hay tenderos, camareros, tripulantes de barcas a motor, vendedores de encajes y profiteroles. Para atender a miles de turistas cada día. Y así. Por el contrario, Amsterdam es una explosión de cotidianeidad que, no obstante, asocia el negocio con la vida en la calle, en los cafés o en los establecimientos que todos conocemos. El tiempo húmedo nada puede contra las ganas de vivir. Los turistas se entremezclan sin tapujos con los nativos. Y se aprende la cultura del ser humano, la mentalidad de los pueblos, la tolerancia en los usos del lenguaje, el aprendizaje de idiomas, el cosmopolitismo en suma. Se aprende sin estudiar. Basta patear, preguntar, charlar y poco más.

La aldea global de nuestro planeta no lo es tanto si la realidad es secuestrada por la virtualidad. Nada tiene que envidiar España a otros países en materia de realidad social, económica o de cualquier tipo. En cambio, sí tenemos mucho que aprender de ciudadanos que habitan regiones lejanas y acostumbran usos bien diferentes.

Por eso, señor Soria, aunque fomentemos el turismo patrio, tratemos de asomarnos a la vida de nuestros vecinos. Y no sólo europeos. Es mi recomendación personal. Aunque sea una vez en la vida.

Un saludo.

LA ZARZA


Van dados. Quienes crean que el Parlamento Andaluz va a esclarecer el asunto de los EREs, van dados. Vamos a ver. La tragedia de las buenas intenciones no es proyectable a este pájaro espino. Porque las intenciones no son buenas. Nada hay que investigar en el seno de la cámara de representación. Para este fin, ya está la juez Alaya. Si la banda no se arredra ante los mandatos de la magistrada, ya mismo se va a atemorizar por las preguntas de la camarilla de amigotes. Estamos locos o qué.

El asunto de los expedientes de regulación de empleo es una evidencia. Desde el interior de la Junta, un grupo de dirigentes golfos ha urdido una trama para apropiarse de centenares de millones de euros en beneficio propio y para provecho de sus cómplices de latrocinio. Si no hay más vueltas que darle. Si Griñán tuviera el mínimo de vergüenza predicable de un gobernante honrado, todas las cuentas estarían depositadas en sede judicial así como todas las actas que avalan esa contabilidad. Las que no se han destruido, se han maquillado y las que conservan restos de falsedad, están a la espera de su turno de lifting.

Carlos Rojas, el portavoz del Pp en el Parlamento andaluz, denuncia la ausencia de informes de la Intervención General y del Gabinete Jurídico. Toma, y la juez Alaya y el sursum corda. La comisión de investigación creada al efecto no es sino una añagaza de Valderas para quedar bien con tirios y demostrar a los troyanos que en la panza de su caballo no entra un alfiler. El dinero público es administrado de manera vergonzante por los más golfos de la cofradía de puritanos. Ya mismo van a lograr los parlamentarios con lo que la justicia tropieza.


El gobierno psoecialista de Andalucía no dice una verdad ni en sueños. Está adiestrado para misiones ninjas de asesinato de los valores colectivos. Los documentos vuelan con la misma rapidez que la pasta. Van a reconocer un delito. En la vida. En consecuencia, no van a devolver ni un euro. El tesoro está a buen recaudo.

La Junta ondea la bandera de la opacidad y el pendón del hermetismo. Los cadáveres malolientes precisan un transporte especial en túmulo forrado de zinc. Se prevé que las intervenciones de los depositantes rompan la marca mundial de mentiras que establecieran el propio Goebbels o el mismísimo Stalin. La gente del Pp se ha caído de un guindo. Son ingenuos porque no estudiaron en la universidad de la calle. Las conclusiones de la investigación están escritas desde que Izquierda Unida potenció el escenario de la farsa. En consecuencia, vistos los documentos y oidos los testigos, esta comisión parlamentaria resuelve que el Consejero Fernández, los directores generales Pepito, Juanito y Purito actuaron con buena fe, diligencia, honradez y sentido del bien común. Y por encima de todos, se loa el sentido de estado de nuestro líder Griñán y de su padre político Chaves.



Lo demás, gaitas. Desventuras de jugadores novatos en una convención internacional de trileros, carteristas, mangantes y narcos. Insensatos. Si por mí fuera, invertía todas mis fuerzas en trasladar a la jurisdicción los expedientes que pueda. La comisión está muerta antes de nacer. No canten nanas a los fallecidos. A ellos, un requiem. La zarza que arde es un fraude. Tan grande como el de los canallas que se llevaron el pastizal.



Un saludo.


jueves, 16 de agosto de 2012

CANSINOS E IMPOTENTES

Se la tienen jurada. La gente del Psoe de Punta Umbría busca la cabeza de José Carlos Hernández. Este político y abogado es la bestia parda de las villanías del gobierno municipal de la ciudad costera. Y claro, si se le cae una muela, lo tildan de guarro que no se lava los dientes. Si se produce un esguince, que quien mal anda, mal acaba. El dolor de cabeza que nos afecta a todos los mortales, constituye en el caso del compañero el síndrome de quien ingiere cosas prohibidas. Y un largo etcétera.


El señor Ferrera, que va por la vida de bocazas profesional, ha pedido la dimisión del presidente del Pp puntaumbrieño por haber dado positivo en un control de alcoholemia. Que el hecho sea lamentable, no quiere decir que el señor Hernández sea un borracho crónico ni que el alcohol consuma sus pasos ni que ponga en riesgo la vida propia ni ajena. Hasta ahí. Lo que pasa es que don Jesús se tiene que ganar el cargo y busca “desprestiges” en simples botes de remos. El blanco de la diana es José Carlos. Cualquier desliz del popular será elevado a la categoría de crimen horrendo.


Ya les digo. Habrá incurrido en una falta administrativa. Pero de ahí a masacrarlo como sujeto de un delito innombrable, media una palabra de verdad. Esa palabra es justicia. Y la justicia no se encuentra en las desafortunadas declaraciones del concejal. Siguiendo el hilo de su procesamiento mental y de su discurso ético, si Ferrera tuviese un mínimo de decencia, echaría las campanas al vuelo atacando la actitud obstruccionista de Javier Barrero, incurso e inmerso, años atrás, en un incidente con la Guardia Civil al negarse a someterse al control de alcoholemia.


Uno puede tomarse dos cervezas y dar positivo. Es cuestión de cómo te pille el cuerpo en un momento dado. Pero los fundamentalistas del mal ajeno y del derribo del adversario son talibanes desde que se levantan hasta la madrugada. En esta condición lapidan a su propia madre si con ello sacan tajada. José Carlos pudo dar positivo pero podía no mostrar señal alguna de ebriedad. En consecuencia, rien de rien, que dicen los franceses.


Pero bueno, a falta de argumentos, las descalificaciones personales. Sí hombre, que Hernández ha actuado mal pero estoy seguro de que no tenía “animus”. Como quiera que las consecuencias han sido, por fortuna, nulas, habrá que regocijarse por ello. Lo mismo el señor Ferrera estaría brindando con Don Perignon si el vehículo hubiese atropellado a unos cuantos y provocado innumerables estragos.


Señor Ferrera, dedíquese a hacer política en vez de utilizarla con la aviesa intención de trepar hasta la copa del árbol del poder efímero que le aguarda. Tenga en cuenta que donde las dan, las toman. El señor Hernández no es un kamikaze. Sí puede caminar con la frente alta por más que se le reproche por esta materia. En cuanto a usted, déjese de paparruchas pues, además de ser cansino y zafio, revela un excesivo grado del alcohol de su impotencia.


Un saludo.

PROYECCIÓN INTERIOR


Hay que entenderlo. Amigo lector. Si usted, ciudadano de a pie, asalta un supermercado, se expone a una aplicación rigurosa de la ley. Si el asalto viene de los manos de un concejal de la derecha, la guillotina mediática apunta a su cuello sin solución de arrepentimiento. En el caso de que el ladrón se diga de izquierdas, utilice puños de acero en la embestida al patrimonio ajeno y lesione a una humilde trabajadora, ni ley ni guillotina ni nada. Comprensión. Puro símbolo. Literatura barata mal entendida y peor traducida. La fuerza de los partidos de la izquierda más cabría y montaraz reside en su capacidad de ayuntamiento carnal con lo que sea con tal de hacer del poder su cueva de cuarenta mil ladrones.

El que fuera presidente del Tribunal Supremo se premió con unos viajecitos marbellíes con dinero, al parecer, de los contribuyentes. Su adscripción a la derecha le costó cara. El cartel garzoniano de la justicia le tenía preparada una buena red a la codiciada pieza. Pagó cara su ambigüedad política y las pirañas hicieron su papel de manera formidable. Nada que hacer ante el alud de carnívoros. La muerte y la indemnización por daños.

Ser de izquierdas es cosa distinta. Sobre todo si el ente se cuela por las filas del Psoe desde que Felipe era Isidoro. Don Pascual Sala ascendió a la gloria efímera, pero bien privilegiada, de la presidencia del más político de los tribunales españoles: el Constitucional. Hombre de máxima discreción, aprendió de la camarilla el arte del silencio y, roto éste, de la mentira más despreciable. Parecer ser que el señor Sala voló más de cuarenta mil kilómetros por cielos internacionales, desde Alemania a Rusia y desde Colombia a Puerto Rico. Una fruslería de caracol. Un dineral con cargo al erario público.

El mozo prestigiado reconoce los viajecitos. Faltara más. Ahora intenta justificarlos. Se trata de proyectar al exterior la esencia del Tribunal, dice. Y de ocultar en el interior la complejidad de los gastos, arguyen fuentes de la institución. Dónde queda, señor Sala, la transparencia de ese órgano y por dónde arrastra, don Pascual, la presidencia del mismo. En qué lugar se queda la moral si es ambiguo el comportamiento de los que deben erigirse en referentes. Hacia qué lado distinto del caso Dívar mira usted.

Y por favor, no matemos al mensajero. Y si lo hacemos, que la canallesca toda ella caiga en la misma red de pájaros de cuentas. Si ABC difunde la noticia del escándalo, que los de El País asuman los escándalos de noticias ajenas. Unos podrán ser subjetivos. Los otros tienen de objetivos lo que servidor de afgano.

La proyección exterior tiene sentido, señor Sala, cuando irradiamos ejemplaridad hacia el interno. Mientras las cuentas no aparezcan, yo presumiré su inocencia. En el caso de Dívar, las cuentas se hicieron públicas. Por qué usted no se adelanta y nos las da a conocer. Desde la primera a la última. Pascual Sala no es Phileas Fogg ni Gómez es su Picaporte. ¿O sí?

Un saludo.

martes, 14 de agosto de 2012

OJO POR OJO, NO Y NO

El primer límite a la venganza se produjo cuando se intentó por primera vez hallar el canon de proporcionalidad entre el daño provocado por el crimen y el castigo subsiguiente. La ley del talión, por antigua y horrenda que pueda parecer, perseguía evitar una respuesta desproporcionada por la venganza. En la Babilonia del segundo milenio antes de Cristo, el Código de Hammurabi esgrimía como ley el principio de reciprocidad. La Biblia se hace eco, en varios de sus libros, de este precepto. Incluso el Talmud ya determinó cómo la pena podía comportar un resarcimiento económico. La mismísima Ley romana de las XII Tablas no se sustrajo a esta voluntad de impartir ese tipo de justicia. Y qué decir de los ordenamiento jurídicos musulmanes de la actualidad en los que la ley del talión tiene plena vigencia.

Si traemos las prácticas históricas a la cultura actual y a la civilización humanística, incurriremos en el fatídico problema de la aculturación. No me vale la máxima de Choderlos de Laclos (“Las amistades peligrosas”) de que la venganza es un plato que se sirve frío. En un Estado de derecho como el de España, el ius puniendi tiene sus límites y la ley es el marco que no ha de traspasarse. Vamos, pues, con el tema etarra y la huelga de hambre emprendida por estos angelitos del infierno. En principio, estoy de acuerdo en que la acción tiene un mucho de presión y un poco de ayuno. Al final del recorrido, no albergo duda acerca de la canallería orquestada con un fin aparentemente humanitario. Sin embargo, en medio de este proceso me manifiesto públicamente a favor de la excarcelación del secuestrador de Ortega Lara.

Eso sí, con matices que tienen categoría de requisitos. El primero, que la enfermedad del paciente tenga el carácter terminal que se atribuye. El segundo, que la Ley penitenciaria contemple el supuesto en los tipos tasados para abandonar la reclusión. El tercero, que no responda a intereses políticos. El tema de la dignidad humana no es baladí. Por el contrario, resulta fundamental. En este sentido, desdeño los argumentos de quienes rechazan la dignidad de las personas que, a su vez, han actuado en las antípodas de este valor que ahora reclaman para sí. El sujeto que mantuvo al señor Ortega Lara en un zulo durante año y medio actuó de una forma tan indecente como asquerosa. Se comportó como un indigno. Que apele, ahora, a la dignidad personal, podrá irritarnos pero no, por ello, hacernos abdicar de nuestra soberana defensa de los derechos humanos. Que el tipejo de marras sea un criminal no nos convierte a los ciudadanos en especímenes de esa calaña.

La ley. La ley de un estado democrático. Ni más ni menos. Con sus interpretaciones pero sin atajos. Siempre me repugnó el GAL porque formaba parte de una infame utilización del Estado de derecho con fines mafiosos. A ETA no se la vence con el GAL. Se la combate con las normas establecidas. La ciudadanía no puede responder al indigno con muestras idénticas a lo que nos hace vomitar de él. De hacerlo, nadie distinguiría entre indignidades. La dignidad es el respeto y la estima que el pueblo tiene de sí mismo y merece ser reconocido por los demás.

A quién pretendemos emular actuando como indignos contra los indignos. Si el señor de ETA cumple los requisitos legales para abandonar la prisión, excarcélesele. Que no, manténgase donde está. Pues si no, la cobardía del poder merece la repulsa de quienes otorgamos al Gobierno su poder de castigo. No se trata de ojo por ojo ni de diente por diente. No.

Un saludo.

ECHAR CULPAS


Javier Fernández es delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía. Un político saltarín. De oficio desconocido trasladóse a política municipal. De ésta, trepó a Medio Ambiente y, puestos a subir, izó el estandarte hasta el actual cargo. Lleva viviendo de lo público una pasada de años. Debe ser de los que no se mueven.

El señor tiene que ser listo. Antier, la calidad de los servicios debía ser mínima a juzgar por el alto número de políticos. Hoy, a la fuerza ahorcan, el osado gobernante afirma que son menos pero más eficientes. La austeridad, que despreciaron durante lustros, designa un nuevo modo de recortes. Se prescinde de los servicios sociales pero se incrementa la palabrería hueca. Javier Fernández llama retrasos a los impagos de meses y modelos de desarrollo a las iniciativas empresariales abandonadas. A este ritmo, el susodicho vocero hará carrera. Ello si no recela de las ínfulas autonomistas de Valderas y otros gordillos.

Con todo, la nómina conlleva la antipropaganda previa de cabecera. Dar coces dialécticas al Pp y propinar zancadillas a Zoido. Que si el alcalde de derechas culpa a Griñán de las carencias de Sevilla. Qué malo Zoido y qué bueno Griñán.

La culpa implica mensaje de maldad y de vergüenza. En psicología, el culpable busca un castigo de forma inconsciente. La culpa es tan negativa que nadie quiere cargar con ella. Psicología elemental. Fernández abomina, en su fuero interno, de la gestión a emprender. Acaso por ello, alancea a diestro contra la diana de todas sus invectivas. Su permanencia en la poltrona depende de ello.

La culpa es un sentimiento que se ha de abordar desde la responsabilidad. Ésta se escribe desde la honradez, la cual descansa, a su vez, en el sentido del honor y del deber personales. Lo demás son garabatos ininteligibles y alharacas de bufones. La austeridad que se vende como virtud no es sino una necesidad generada por los infames comerciantes de la vida pública.

Lo que Javier Fernández no explica ni explicará jamás es la similitud entre su cargo y la simonía. Forma parte de la legión de magos que, como Simón, quiso comprarle al apóstol Pedro su poder para hacer milagros. Los milagros de sacar del arroyo profesional a determinados individuos para hacer de ellos un coro de designados por el dedo todopoderoso de la propia Junta. Y si no, que argumente cómo es posible que los tribunales hayan anulado centenares de puestos de libre designación. Centenares entre los denunciados. Por millares los que no llegaron a los juzgados.

La querella por las investiduras tuvo lugar durante los siglos XI y XII entre Papas y Reyes. Hoy día, entre simonías e investiduras, la Junta patrocina el cachondeo mundial de enchufes olímpicos. Echar la culpa al adversario del crimen propio convierte al individuo en un despojo humano. Si no hay reconocimiento del mal, cómo puñetas, señor neodelegado del Gobierno de Griñán, se atreve usted a dar lecciones. Échese la culpa de su silencio cómplice. Por lo menos.

Un saludo.

lunes, 13 de agosto de 2012

EL CABRÓN

El macho cabrío. En un museo de Flandes cuelga una obra de un maestro de la tierra. Se titula “San Agustín sacrificando al ídolo de los maniqueos”. Al cabrón.

Los maniqueos constituyen una secta religiosa que fundara allá por el siglo III un persa llamado Mani. De ahí el nombre. El líder maniqueo sólo contemplaba en su filosofía dos principios. El del bien que suministraba cualidades al alma, y el del mal que proporcionaba esencias al cuerpo. Entre el bien y el mal, la nada.

A tenor de la teoría, sólo el vacío separa a lo bueno de lo malo. Ningún valor se intercala en la escala cromática entre el blanco y el negro. El burgués es, en todo momento, la antítesis del proletario como el empresario del trabajador. No existen enlaces ni puentes. El todo o la nada. No se comprende que el mal es la ausencia de bien. Y viceversa.

Agustín de Hipona, que militó en el maniqueísmo, abandonó la secta años después para profesar el cristianismo y convertirse en una de las grandes figuras de la doctrina de Cristo. Mani, que se proclamaba mitad mesías mitad crucificado, era el gran puritano que aborrece a los hados de la sensualidad porque el cuerpo es cobijo de tentaciones y de pecados. Todo es malo. O todo lo que espíritu es, bueno es. No existe ósmosis o conjunto de intersección entre ambas bandas.

El maniqueísmo político bebe de estas fuentes. No es atribuible a la noble actividad política, sino a los gobernantes, electos o no, que hacen del partido el bien único, de la ideología, la bandera de su bondad, y de la derecha/izquierda, la fuente de toda generosidad/perversión. Así es y así parece, que diría Pirandello.

En un sistema democrático, el maniqueísmo es dictadura pura y dura. La derecha y la izquierda no son principios de bien y/o mal. Los maniqueos son quienes ocupan las cúpulas de partidos cuyos dirigentes hacen de la permanencia en el poder el bien supremo de su vida corrupta. Las ideologías existen por más que algunos pretendan enterrarlas. Gracias a ellas, la humanística imparte sus lecciones magistrales. Cuando los perversos hablan de su crepúsculo o descansan en ellas la vaciedad de su ética, entonces levantan pedestales a la bronca y a la crispación.

En un museo de Flandes, decía, se puede contemplar una obra de un pintor de los primitivos flamencos. El ídolo tomaba la forma de un macho cabrío, de un cabrón. En ausencia del tauro cretense o del toro mediterráneo, el macho cabrío simbolizaba la fertilidad. Lo que pasa es que se atribuye a ciertas mozas el mismo acto con el cabrón que Pasifae con su toro. La iconografía religiosa cristiana transformó su imagen natural en un ser maligno.

El cabrón icónico de las derechas/izquierdas viciadas es trasladar al pueblo que el bien único, el pensamiento único y el líder único residen en el flanco diestro/siniestro. Fuera de allí, el limbo o, peor, la non natura. Son los machos cabríos de una política desvergonzada y belicista donde todo vale con tal de fecundar vírgenes y extender el mensaje miserable del yo o el caos.

Maniqueos y cabrones. Dejad vivir a los ciudadanos.

Un saludo.

domingo, 12 de agosto de 2012

MUJERES

Olímpicas. Si alguien tenía dudas sobre la capacidad de las mujeres, revise las pruebas celebradas en los juegos de Londres. E introspecciónese acerca de los motivos de su duda.

En cualesquiera facetas de la vida, las mujeres están dando el veinte por ciento de lo que podrían alcanzar a poco que se les dé margen de actuación y a mucho que los hombres las liberemos de la fotofija de esposas y madres. Cuando concurran en igualdad de circunstancias, nos mostrarán a todos el valor de sus cualidades.

Algunos no necesitamos esperar. Las vemos, de cerca y de lejos, tan por encima de nosotros, que tenemos dos opciones. La primera, seguir marginándolas para preservar nuestro papel de macho. La segunda, admitir su mérito y elevarlas a las posiciones sociales de excelencia. A la segunda me apunto.

Estoy deseando escuchar a los machistas de ayer y de hoy cuántas Marie Curie pueblan las disciplinas deportivas, científicas, literarias, artísticas, y se colocan por encima de sus homónimos masculinos.

He visto algunas pruebas olímpicas y me conforta ratificar la certeza de mi tesis. Son tan buenas, sufridas, certeras, abnegadas y valiosas, que, a medida que se acepte esta poderosa realidad, habrá que desenterrar a Nietszche para que escriba su teoría de la supermujer.

Bien por ellas. Por las mujeres. Porque existen y porque son.

Un saludo.