Considero que los ataques y los desafueros son aplicables a quien posee la fuerza suficiente para ejecutar acciones que son prácticamente imposibles para un ciudadano cualquiera. Las embestidas nacen en los sujetos que dirigen los destinos de Andalucía desde hace varias décadas. Todo un ejército de funcionarios incondicionales y de abogados sostenidos con dinero de los administrados constituyen un poder temible. Lo mismo se oponen al Supremo que a la Audiencia Nacional, a un tribunal superior que a un juzgado de primera instancia, a un colectivo de empleados que a un empresario no sometido al chantaje ni a la corruptela. Pregunten a la juez Alaya. Si no, indaguen acerca de cómo torean a un magistrado al negarle por gaoneras o por verónicas la remisión de un expediente.
Abuso de derecho. Desde un punto de vista subjetivo, la Junta puede que no persiga siempre perjudicar a los críticos, pero en los casos no tasados, sí es evidente que busque el interés propio. Media dolo y culpa. Advierte el perjuicio causado, lo acomete con el ánimo de lesionar, lo hace a sabiendas de la capacidad disuasoria de sus mesnadas y, sólo en casos excepcionales, se sujeta a la indemnización que establecen los jueces. Los dirigentes institucionalizan su cometido y los organismos se subordinan al albur de los dirigentes. Ejercitan sus funciones de forma contraria al fin de las entidades públicas, despreciando la moral y pisoteando las buenas costumbres.
Ejemplos. Los que quieran. Ese tipo no aprueba las oposiciones mientras yo sea el presidente de un tribunal. A Fulanito le cierro el negocio si no se presta a colaborar. El grifo cerrado a los ayuntamientos de la otra cuerda. Ya les digo, los que quieran. Abusan del derecho. Desvían el poder. Se ciscan en la ley. Rien va plus.
Un saludo.
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