Nada tengo contra él en el plano personal. Apenas he coincidido en alguna tertulia televisiva y poco más. Francisco Javier Camacho puede ser un hombre simpático y educado. Se dice de izquierdas y, bueno, pues como si le llaman petenera, que no supo ponerle nombre. Émulo de su paisano Diego Valderas, ha machacado la senda política e ideológica del hoy vicepresidente de la Junta. Las huellas señalan un camino casi idéntico. Poca gente con tan exiguos votos ha sacado tanto rédito a los mismos. Nunca supe cuál era su oficio ni me interesó el tema. Lo que sí es de conocimiento general, que lleva décadas viviendo de la política y gracias a ella. Bendita sea su estampa si la vida le ha concedido garganta para tanta tragadera y estómago a prueba de tripas.
La noticia es su nombramiento como Titular/Jefe/Director, llamen al niño como quieran, de la Oficina de Vicepresidencia de la Junta en Huelva. Sí. Como tal. Recuerdo cuando Alfonso Guerra colocó a su hermanísimo Juan de arreglatodo en la Capitanía General de Sevilla a cuenta del erario público y a costa de los chanchullos familiares. Aquella imagen asalta hoy mi cabeza si bien con matices diferenciadores. Valderas se monta un tinglado burocrático en la capital del Tinto y del Odiel para su refugio onubense. Al señor Camacho se unirán otros izquierdosos de similar perfil que, a su vez, engrosarán la nómina de empleados públicos que pagamos los andaluces. La Oficinita de Vicepresidencia es la monda lironda del cachondeo institucional. El paradigma de la poca vergüenza política se exorna con esta broma macabra del estalinismo bollullero.
El señor Camacho se ha apresurado a declarar que esta libérrima designación será un reto personal importante. Y tanto. A ver cómo leches va a justificar su sueldo y el de sus ayudantes, que no serán tres ni serán extraídos del funcionariado en base a los principios de igualdad, mérito y capacidad. De qué manera explicará a los parados, a los recortados, a los maltratados, a los hartos, a los desahuciados y a los desgraciados que sufren las consecuencias de esta crisis que se planificó desde el gobierno de sus aliados psoecialistas, cómo se come el nuevo salario institucional que va a recibir.
La ideología de Camacho y de Valderas es de la misma tela marinera que la de Mario Jiménez y Caraballo. Puño en alto y corbata ausente otorgan marchamo de izquierda. Serán infelices morales. Para ese trayecto, señores de IU y de Psoe, en vez de oficina de vicepresidencia con minúsculas, monten una caseta de vicecarnavales en las colombinas. Si no este año, por la premura, para los que han de venir hasta que el pueblo recapacite y lleve su voto a graneros de mayor entidad.
Desenfreno. Si es de vientre, conlleva flujo precipitado. Por la boca o por el sitio por el que vamos los andaluces. Vivir para ver.
Un saludo.
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