La presión de los grupos etarras hace imposible encontrar puntos de encuentro entre los defensores de una legalidad constitucional y los partidarios del nadar y guardar la ropa. Basagoiti ha demostrado que el daltonismo político no va con él y que su paleta contiene tal gama de matices que no le es aplicable ni lo del negro o blanco ni lo de bueno o necesariamente malo. Durante tres años de apoyo al lehendakari López, el líder popular ha sido una referencia de apertura al entendimiento y de cercanía a posturas parlamentarias. No es que reproche la violencia. Es que practica la paz. No toca de oído. Está doctorado en música.
En su afán de salida a una situación de enorme tensión, es que ha llegado a poner velas a dios y alguna cerilla al diablo. Eta reclama cirios y velones. Con los fósforos enciende mechas de bombas. La anormal tranquilidad de esta trienio pasado ha pasado a mejor vida. Poco que añadir al escaparate. La trastienda se come al expositor. La influencia de Eguiguren sobre los sectores nacionalistas de Euskadi da alas al independentismo y construye barricadas contra los postulados del Gobierno de Rajoy. El líder del Pp vasco está en su derecho y en su deber de contribuir a la pacificación de un territorio hostil al Estado español. Lo que no pude hacer, ni debe, es participar en acto alguno que atente contra el Gobierno de la Nación y mucho menos que abra compuertas a Rubalcaba para que debilite el riego que de aquellas tierras se vierte en el resto de comunidades. Hasta ahí podríamos llegar.
Rubalcaba y toda su cohorte desarrollarán las estrategias que les venga en ganas. Ahora bien: si las mismas persiguen fines bastardos que, en vez de soluciones, plantean nuevos problemas, los populares vascos serían reos de traición a su partido y, lo que es peor, a España. Defender el Título VIII de la Constitución es una necesidad imperiosa de la ley. Vulnerar el texto de 1978 es un atentado a la democracia. Ya se trate de una herida involucionista en cuanto recentralista como revolucionaria en tanto federalista o allende la federación. En ningún caso se puede hablar de herida o lesión si dentro del contexto de recesión económica que sufre España, el Gobierno central dicta medidas duras sobre recortes y reformas económicas por mucho que afecten a ciertos derechos sociales.
Es nauseabundo utilizar el texto del recorte o reforma coyunturales para imputar al Gabinete de Rajoy intervenciones estructurales de índole golpista. Nauseabundo e inadmisible. Ni vascos ni catalanes ni andaluces ni pueblo que se respete a sí mismo.
Un saludo.
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