Me
aturullo. Con determinadas declaraciones, las palabras quieren salir de
mi boca con la velocidad del pensamiento. El desajuste me turba.
Pretendo sacudirme la indignación y el verbo pierde su fluidez y el
mensaje se embarulla. Cuando escucho a Jesús Ferrera, que se dice de
izquierdas, las imágenes de cavernícolas actuales, de machistas
irredentos y de feministas de palco se atropellan en mi memoria.
El
señor Ferrera opina que la ministra Báñez "estaría mejor en San Juan
del Puerto haciendo punto de cruz que llevando una cartera de Empleo".
Este señor es un fenómeno. Un auténtico espécimen de macho protoibérico.
Las mujeres no pueden salir de las murallas del hogar y dedicarse a
actividad distinta del oficio de ama de casa. Para trabajar en la
política y en el gobierno, ya está él, el hombre, el jefe de la manada,
el señor de la tribu, el dueño de la cueva.
Lanzada
la piedra, Ferrera esconde la lengua y se disculpa. No quería. Pero
insultó. Se disculpa. Pero la herida sangra. No tiene intención de
dañar. Anda que si la tuviera. Dónde irá el buey que no are.
Jesús
Ferrera hace tanto mal al socialismo como es representante destacado
del psoecialismo más brutal y zafio. Dicho queda. Puede que a su partido
convenga dirigentes de esta talla. Desde luego, denigra la causa de los
socialistas. Allá ellos. Yo no le pido que dimita o que sea desposeído
de sus cargos. No tengo maldad para ello. De qué viviría este sabio
cromañón.
Un saludo.
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