Un ejército de arañas. La suciedad abriga sus hilos. El animal recorre el trayecto hacia la víctima. Hasta que la devora.
La
reforma laboral se ha construido sobre la inmundicia abandonada por el
Psoe de Zapatero y de Rubalcaba. Comisionistas y ugetistas levantan
voces de repudia al reformador. No se escandalizan por la basura.
Arremeten contra los útiles del barrendero que ha de eliminar los
vertederos. Si lustra el piso, dónde anidarán los arácnidos.
Tocar
el dinero es un pecado. Tentar la suerte de los sindicatos bien
pagados, una osadía. El paro es una fórmula de generar ingresos. A costa
de la desgracia, sí, pero el filón no se detiene en miserias ajenas.
Los cursos de formación a los trabajadores no bastan para contener el
ansia avariciosa de Toxo y Méndez. Los EREs fraudulentos han dejado de
ser una coima segura. El sindicalismo sin clase busca en los descampados
el árnica de su continuidad. La asepsia es enemiga de ratas y
cucarachas.
Ahora,
si interesa ser limpios, como los choros del oro. Y si echo pestes al
concepto, el concepto me aporta perfumes. La alcaldesa psoecialista de
la Línea de la Concepción reprueba la reforma. Hasta que la reforma le
sirva. A ella acude y de ella se vale para mandar a la calle a decenas
de trabajadores de su Ayuntamiento. Pero cómo. Una cosa es que odie la
violencia y otra cosa es que la emplee para su satisfacción. Aquel
regidor de izquierdas que se jactaba de ser ateo y exigía la comunión
dominical al sacerdote que oficiaba la misa de doce. La señora edil
despide a los obreros con idéntica sangre fría que se manifiesta contra
el Gobierno de Rajoy. La mujer, como el hombre, es la medida de todas
las cosas. De todas. El dueño de El periódico de Huelva se escuda tras
la reforma que reprueba para despedir a sus trabajadores. Siempre ganan.
Los demás perdemos.
Elena
Valenciano, sucesora de José Blanco en el manejo del carro –quién lo
robaría- rubalcabiano, ha dicho que si Arenas hubiera triunfado en
Andalucía, adiós a la felicidad de las mujeres. La idiotez no se lanza a
humo de pajas. La mierda no se evacua sin ganas. La señora necesita
arrojar un festín de moscas sobre la mesa del pobre. Por eso, la huelga
pasada y los boicots que han de venir. En el país desvalijado, unos
miles de millones menos apenas se nota. Al tiempo, la cochambre
sedimenta y la mugre avanza. Los huelguistas de whisky de reserva y
cohíba azuzan a los coleópteros, himenópteros y dípteros. Desde polillas
a hormigas y mosquitos pasando gorgojos o escarabajos carcomas.
Hablan
de la huelga de las barreduras y de la bazofia. Dónde quedaron las
huelgas de necesidad. La política hace del sindicato un lobby y del lobo
un ser humano. La del 29 de marzo va a ser sonada. Y olida. Qué asco.
Una cosa la holganza y otra, la huelga.
Un saludo.
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