El
instinto del escorpión. La señora Laura Mintegi, sí, señora, porque
aunque desprecie su palabras y me repugne su comportamiento, no la apeo
de su categoría de mujer, la señora Mintegi, digo, tiene menos vergüenza
política que la que exhibía De Juana Chaos en el hospital de las fotos
esqueléticas.
Hay
que ser canalla para torcer el lenguaje y descabalgar la realidad para
afirmar que el asesinato de Fernando Buesa era de origen político.
Fíjense que no me refiero a la posibilidad de estar incursa en un
delito. Es sencillamente una canallería por más que se puedan buscar
ramificaciones de otra índole.
Mire,
señora Mintegi. Ud. se confunde. Lo de Buesa fue el asesinato bestial a
un político. Asesinato político sería el que yo cometiera, si tuviera
facultad para ello, a fin de prohibirle pisar un escenario en el que
expulsar por la boca los sapos y cobras que expele cada vez que dice
barbaridades como la susodicha. Quitarle a Vd. la vida no es un
asesinato político. Es un asesinato sin complementos ni especificativos.
Y no deseo esa burrada para nadie, ni siquiera para quien las justifica
en los demás.
Cuando
en 1980 asesinaron a Monseñor Romero, los autores del crimen nunca
fueron juzgados. Aquella atrocidad fue calificada también de asesinato
político. Desgraciados. El ETAdo (sic) de El Salvador tardó mucho en
reconocer su responsabilidad. El Arzobispo Arnulfo Romero nos legó estas
palabras que yo dedico a la señora Mintegi, para que se entere del
precio de la moral y de la libertad: “En nombre de Dios, en nombre de
este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el Cielo cada día más
tumultuoso, les suplico, les ruego, les ordeno, que cese la represión.”
Un saludo.
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