Me
quedo con IU. Entre Izquierda Unida y el Partido Socialista Obrero
Español, elijo al primero. Mis simpatías por la causa socialista son más
intensas que por la doctrina comunista propiamente dicha. Sin embargo,
cuando de analizar la posición de los dirigentes de una y otra
formaciones se trata, dónde va a parar, destaco la coherencia de los más
izquierdosos, que no izquierdistas. El izquierdoso se aproxima a la
gauche divine. El izquierdista pertenece a ella. He ahí la distinción
semántica.
La
patronal de la enseñanza católica andaluza está de uñas con unos y
otros. Uno de los jerifaltes de este colectivo ha declarado que Griñán
es un rehén de Izquierda Unida”. Pues no. En todo caso, será un socio,
un compinche, un aliado, un cooperador necesario. Valderas no retiene a
Griñán como garantía que obligue a un tercero a cumplir ciertas
condiciones. Ya se conoce el dicho: dos que se acuestan en el mismo
colchón son, o se vuelven, de la misma condición. Si estudiamos el
detalle de la realidad, Valderas sería el rehén de Griñán. Más necesita
éste al onubense que al contrario. Lo que sería del Psoe si Valderas
retirara su apoyo interesado al presidente de la Junta. El PP, al poder.
Así, por derecho y en directo.
En
cualquier caso, la relación de simbiosis es total. Se asocian para
sacar provecho de la vida en común. Ríanse de la independencia de los
políticos. Si no gobiernan, no son nadie, ¿verdad, Rubalcaba? ¿Dónde
echará Griñán las redes del clientelismo si deja de manejar los resortes
del poder y de la influencia del dinero? ¿Qué será de Valderas si, por
arte de magia, es desalojado del presbiterio del San Pedro de la Junta?
Mucho
que seguir ganando y la tira lo que perderían. Así que de rehenes, ni
mijita. En cualquier caso, insisto, me alineo con las tesis del partido
más exótico antes que admitir un átomo de liberalidad en la organización
de los Pepiño Blanco, de los fondos reservados, de los GAL y de otros
asuntos de mal ver.
Un saludo.
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