Dónde
irá el buey que no are. Conocí a un sindicalista de una formación
radical de izquierdas que clamaba contra los dirigentes de una empresa
multinacional que explotaba a sus trabajadores. Cuando cumplió cincuenta
años de edad, se prejubiló en condiciones económicas óptimas. El
hombre, joven aún, emprendió un negocio de hostelería con su señora
esposa. Contrató a un par de camareras y, hale, a por los beneficios.
Una llamada de atención precedió a la contratación: este es el horario
del que disponéis y éstos los cuartos salariales que recibiréis. Se toma
o se deja. Reivindicaciones a la patronal, ni una. A la calle antes de
un estornudo repentino.
La
izquierda de la miseria deja paso a la derecha sin escrúpulos en menos
que tocan un céntimo de la caja. Y si no, que pregunten a esa familia de
distinguidos pancarteros que son los Bardem. Mamá y niños. Los últimos
representantes de esta dinastía de actores invierten sus ingresos del
espectáculo en establecimientos de restauración. Pues que bien. Mientras
generen empleo y riqueza, bueno para todos. Hasta que el jamón jamón es
de recebo y lo vendan como jabugo.
El
oscarizado actor cierra el local que tenía en Madrid. Que los
beneficios no son los esperados, se queja. Por tanto, expediente de
regulación y a la rúa. Los trabajadores, en fila y ya veremos si cobran.
Si es el FOGASA el que ha de pagar, mejor que mejor porque la sociedad
familiar se puede declarar insolvente, pobres, para atender las
reclamaciones salariales.
Situaciones
como la presente sacan de sus casillas a los mejores pensantes. Los
villanos no lucen escarapelas de derecha o de izquierda. Lo son por
indignos, ruines e indecorosos. Indignos, porque son muy inferiores en
calidad y mérito a lo que pregonan. Ruines porque su cara no esconde el
espíritu mezquino y avariento que les posee. Indecorosos en tanto su
nivel de honra, pundonor y estimación ofende al común.
Con
izquierdas como ésta para qué queremos ultraderecha. Con familias como
la nombrada, qué necesidad tenemos de urdangarines, bárcenas, lanzas y
otras especies parecidas. Bardem, Bardem. Quien no os conozca que os
compre.
Un saludo.
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