Los
tecnócratas del Gobierno de Rajoy se pasan la fuerza de la ley por el
felpudo de sus conciencias sucias. La gallardonesca ley de tasas
precede, en el despropósito, a la futura Ley Orgánica para la
(des)Mejora de la Calidad Educativa, la LOMCE. La precede pero no la
supera en el afán de discriminación y de desigualdad. El señor Wert se
está postulando como “number one” de los teóricos defensores de la
máquina privatizadora del Estado. Una de dos. O el ministro es un sujeto
sin vergüenza política o es de los ortodoxos del ultraliberalismo que
pretenden birlar a lo público aquello de lo que lo privado carece. O
sea, quiere financiar con los impuestos de los ciudadanos los delirios
de un gobernante de sí mismo y de su partido.
Da
miedo. Algunas actuaciones de este gobierno hacen pensar en
liberticidios a go-go. Terror en estado puro. Se ha criticado al
psoecialismo andaluz la creación de una inadmisible administración
paralela. Pues bien: esa fraudulenta operación gestada con la doble
intención de cargarse el derecho fundamental a la igualdad y de apear
del estado de derecho a los principios de igualdad, mérito, capacidad,
objetiva e imparcialidad, se va a convertir en una pintamonas de la
figura jurídica que el malhadado Anteproyecto de la LOMCE quiere
imponer. Entre tantos aspectos nefastos, permítanme que destaque uno: el
poder del director de los centros educativos. Ya les digo: una película
infumable.
El
apartado cuarto del artículo 122 del Anteproyecto de la norma otorga a
los directores de los centros un poder que asusta. Un poder mil veces
superior al que ostentaban los directores de las escuelas franquistas
que, al menos, ganaban su puesto mediante concurso-oposición. Los nuevos
directores escalarán puestos en la pirámide de la barbaridad
administrativa hasta el punto de elegir qué profesores disfrutarán del
privilegio de formar parte del Claustro. Lo que hace unos pocos años
perpetrara el exdirector general de la Junta de Andalucía para nombrar a
la hija de su amiga, la candidata a alcaldesa de Huelva, se podrá
multiplicar por cien, y me quedo corto, cuando de definir los criterios
que adornen los perfiles idóneos del profesorado se trate. Los
directores gozarán de autonomía para adaptar los recursos humanos a las
necesidades de cada Centro. ¿Es de locos, o no?
A
este paso, los amigos y parientes del baranda de turno extenderán sus
tentáculos de afinidad por toda la comunidad educativa, se ciscarán en
los docentes desgraciados que no tienen padrinos, coparán todos los
órganos colegiados de deliberación y decisión y, de esta manera,
garantizarán la continuidad vitalicia del prócer que ha procurado que el
interino 358 de la bolsa de trabajo adelante al número uno de esa lista
de vacantes y de sustituciones. Y si me aprietan, nombrará a un sujeto
que ni siquiera forme parte de ese colectivo. Todo el poder para el más
fuerte.
La
corrupción es un mal que nace en cualquier parte del organismo. La
metástasis de ese cáncer no encuentra obstáculos. Los médicos de la
institución política educativa, lejos de detener la propagación del mal,
investigan la manera de extenderlo. A ellos no les preocupan los
efectos. Son inmunes. Ellos mismos constituyen el mal.
Siga
así el Gobierno del Pp. Siga así. No rectifiquen. Millones de votos se
verterán al océano antes de ser utilizados para beneficio del interés
general. "Lomce" millones de hijos de su madre. Es que hay que ser malos
para hacer buenos a los del Psoe. Pero muy malos. Insuperablemente
perversos.
Un saludo.
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