Don
Diego Valderas se postula como el andaluz Chaves redivivo. El
vicepresidente de Griñán, pie cojo del gobierno de la Junta, suscribe
las palabras de su correligionario Castro acerca de exportar a España
las medidas puestas en marcha en Venezuela por el recientemente
fallecido dictador. La ideología de Valderas se puede escribir con
brocha gorda en la cabeza de un alfiler. El comunista, que lo es tanto
como servidor afgano, tiene la capacidad de introducir las libertades
individuales en un recipiente de cristal y cerrarlo mediante la técnica
del vacío. De cuando en cuando, se limita a exhibir el frasco y recordar
a la grey que en el tarro de su ambición encierra los derechos de los
ciudadanos.
Da
miedo. Valderas es un tipo peligroso. Si ha sido capaz de sostener, con
su pata de palo política, al gobierno corrupto de los EREs, no le
dolerán prendas a la hora de eliminar cualquier medio de comunicación
que contraríe sus intereses particulares. Un señor que nombra a sus
amigotes al frente de oficinas de vicepresidencia para compensar favores
pasados, es digno de ser tenido en cuenta y no darle la espalda. El
político que no se sonroja ante la deriva económica de nuestra Comunidad
y que lleva treinta años comiendo del pesebre público, constituye una
amenaza para los derechos de los más desfavorecidos. Y de los
favorecidos, ni les digo.
Defiendo
el comunismo como religión laica con la misma firmeza con la que
respeto el cristianismo como doctrina abrazada por millones de personas.
Sin embargo, sólo creo en la filantropía como ejercicio de una acción
de ayuda al prójimo. Los pontífices religiosos y laicos suelen escarbar
en el cerebro de los pobres para chuparles la materia gris que
almacenan. Yo comparto la necesidad de un modelo económico que reparta
la riqueza desde una posición más justa. Pues claro. Pero también me
precio de tener dos dedos de frente y tan pequeña magnitud es la que me
invoca la práctica hechicera del vudú como arma de sumisión. ¿Se
imaginan a Cayo Lara al frente del Banco Público de España? ¿O a
Llamazares liderando el neo Ministerio de Información?
Valderas
no tiene dos dedos de luces. La suya es la manifestación lumínica de
una noche de colombinas con disparo de cohetes verbeneros. Uno está
convencido de que, a este paso, si la economía no remonta, si la
sensatez permanece exiliada en la tierra de corruptos de derechas y de
izquierdas, mientras los ayuntamientos no prescindan de asesores
inútiles e ineptos, en tanto los organismos públicos sigan aplicando la
estrategia de la tierra quemada de la opacidad, si la banca permanece
subida a lo alto de sus privilegios seculares y si la justicia no
levanta la cabeza aprisionada por la rueda de molino de su
incompetencia, los caudillos brotarán como hongos en esta España de seis
millones de parados.
Acaso
no sirva de lección a muchos la clase de dictadura que durante cuarenta
años nos impartió el franquismo. Desde luego, a mí, sí. Tener a un
caudillo como Valderas al frente de esta España que se desploma, sería
la peor herencia que podría dejar a mis hijos. El poco legado material
que les pueda traspasar desaparecería en la noche de los cuchillos
largos de estos comunistas amigos de sus riquezas y enemigos de los
bienes ajenos. Lo mío es mío, dicen y lo vuestro, mío también. El
pueblo, encerrado en su estrecha urna de cristal.
Arráez Valderas. Que bese sus pies quién usted sabe.
Un saludo.
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