Eso
de ganar el pan con el sudor de tu frente quedó muy bien pero la
metáfora pero no encuentra eco en la sociedad del siglo XXI. El pan se
gana con el trabajo, sí, pero qué pasa con los desempleados, los pobres
de acostar, los gandules de solemnidad y, sobre todo, con los
desheredados de la fortuna. El pan nuestro de cada día se compra o se
roba o se mendiga. Si no, siempre está la subvención.
La
fiel militancia gregaria es la maldición bíblica de la sociedad
española. La corte no acompaña ya al monarca donde quiera que marche. La
corte es el agregado de pelotas que siguen al jefe allá donde toque.
Cualquier político que precie su rango se presentará en sociedad mirando
por el retrovisor a sus acompañantes. La guardia de corps de
presidentes, caudillitos, jefezuelos y tiranotes es el complemento
imprescindible para la foto de grandeza. Y si la compostura no es la
adecuada y si la pleitesía no se rinde en su máxima expresión, el visir
se desprenderá, mayestático, de los peones indóciles. A buscarse el pan
en otra tienda que la de siempre está cerrada.
Llama
la atención la fotografía en la que aparece el todopoderoso Griñán
dirigiéndose, con una cohorte numerosa, hacia la sala donde la comisión
de investigación, desarrollo e innovación de los EREs formula sus
preguntitas. Ni el zar de todas las Rusias se rodeaba de tanta pompa y
tamaño fasto. Al parecer, ninguno de los peripatéticos tenia deberes que
realizar. La primera obligación del paniaguado es servir a su amo y,
como fámulo de turno, doblar la testuz cuando no la cerviz. La
esperanza de transparencia y de objetividad de los comisioneros
andaluces tiene la salud democrática del venezolano Chávez. O
protagoniza un golpe de estado o con unos batallones fascistas amenaza.
Maldición
bíblica la de la serpiente de la corrupción y la de la manzana
mordida. Antonia Moro, psoecialista de carnet, no pregunta al gran
maestre porque, para qué si ella está enterada de todo. Para
cuestionar, ya está el Pp. Para hacer como si pretende desvelar
secretos oscuros, la delegada de Valderas en el sanedrín. Las excusas
florecen en la primavera sevillana del Parlamento con llagas. Las
irresponsabilidades del consejero Griñán precedieron a las boutades del
Griñán presidente. El escándalo original es de testamento antiguo.
Sólo que la juez Alaya, suerte de ángel de flamígera espada, no puede
con su cuerpo, golpeado por las presiones insurgentes de los rebeldes
sin causa. Cuatro golfos que van a servir de chivos expiatorios a
cuatrocientos canallas.
La
sociedad pende de la alcayata podrida de la Junta. "No dejarás que su
cadáver pase la noche en el árbol; lo enterrarás el mismo día, porque
un colgado es una maldición de Dios". (Deuteronomio 21, 23).
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