Que
no digo yo que en el PP no ocurran estas desvergüenzas, que sí, lo que
yo digo es el cuento de la buena pipa, que en el PSOE se producen
tantas, de manera tan frecuente y con personajes tan redichamente puros,
que, la verdad, se lleva la palma en esta mísera carrera de la
corrupción.
El
austríaco Baumgartner ha pulverizado tres de los cuatro récords que se
había propuesto. La prensa del día nos ofrece tres hazañas de canallería
financiera realizadas por miembros del mismo partido. Tres en uno.
La
primera, en la cúpula. Doña Elena Valenciano, una de las papisas de la
iglesia rubalcabiana no sabía, apuesto a que dirá eso si se la inquiere,
que la Junta de Andalucía, a través de Invercaria, había concedido tres
préstamos, tres, al ex marido de la purísima señora del psoecialismo
patrio. En principio, nada reprobable salvo el matiz sin importancia de
que no consta que el consejo de administración de la benefactora empresa
aprobara los créditos.
La
segunda, en el transepto. Don “Pachi” Vázquez, candidato de Pepe Blanco
a la Xunta gallega, resulta que, además de haber echado el anzuelo en
el caladero del Partido Popular, sin éxito como se constata, es un
consumado mago de las desapariciones. Dos de sus empresas privadas han
cambiado de nombre, que no de manos, a fin de que su declaración
parlamentaria de bienes no pusiera en entredicho su exaltada defensa de
la sanidad pública. Pardiez. Esta izquierda no es si no engaña al revés.
Lucro privado en lengua pública. Cómo se llama en el argot delictivo a
esta golfería.
La
tercera, a los pies del templo. La Administración paralela creada por
la Junta está en la base del despropósito psoecialista. Millares de
empleados enchufados a la ubre de la Autonomía, desplazan a funcionarios
e impiden que miles de profesores interinos accedan a los puestos de
trabajo que, el año pasado, ocupaban. La consejera de presidencia, como
no podía ser de otra manera, alaba, sin sonrojo, el compromiso claro de
Griñán con el empleo y con el estado de bienestar.
Son
así. Tres en uno. No obstante, si escarbamos, la lista sería de cuatro
dígitos. Mejor por partes. Para no asustar al personal.
Un saludo.
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