Hombre,
mira que decir a voz en grito que Griñán y Valderas nos roba la
cartera. Por favor. Los trabajadores no tenemos cartera. La cartera es
del presidente de la incuria y del vicepresidente del denuesto. No hay
más “tutía”. A quién se le ocurre, pues, decir en una manifestación lo
del maldito parné. La cartera se la roba España a Cataluña. Otra que
tal. Entre los sindicatos, los mangantes del alfajor no pueden ser los
del CSIF. Con dos narices. He visto una fotografía en la que un sujeto
malencarado amenaza, puño cerrado y ademán de lanzarlo violentamente, a
un representante del sindicato de funcionarios. Espeluznante.
El
tipo bronquista parece un manifestante descontento. Su cabreo no lo
ejerce contra los gobernantes del PSOE y de IU. Nada de eso. Sus balas
apuntan directamente al rostro de un sindicalista de a pie. Detrás de
los incidentes, las dos formaciones predilectas de la izquierda más
siniestra que uno ha conocido desde que estudió los movimientos
bolcheviques en el seno de la Unión Soviética. Comisiones Obreras y UGT
no sólo impulsan movimientos contra la derecha en Madrid. En Sevilla,
también. Contra Rajoy. En Barcelona, no se oponen a Mas. Se rebelan
contra Rajoy. En San Sebastián, ni contra Patxi López ni contra Urkullu
ni, ya se atreverán, contra los de Bildu. Frente anti-Rajoy por todo el
territorio español.
Griñán
y Valderas nos han robado la cartera. Cualquiera con dos dedos de
frente y una lucecita mental de señalización en momentos de apagones,
sabe que, en Andalucía, el latrocinio institucional ha sido una práctica
continua y consumada en los últimos treinta años. Los
seguidores/secuaces de los sindicatos verticalizados por la presión del
caviar, de la coca, de los enchufes diversos, de las coimas y de las
complicidades fascistas, no tienen otra cosa que hacer que servir al
Polifemo de la cueva de San Telmo. Y a los que cantan el “resistiré” del
dúo dinámico, leña al mono que es de goma.
A
ver, funcionarios en general, empleados públicos estatutarios,
entérense de una vez. Ustedes no tienen cartera. Por consiguiente,
Griñán y Valderas no pueden apropiarse de algo de lo que ustedes
carecen. La cartera y el carnet, la pasta y la fiambrera, la carne
empanada y la tortilla, todo, todo, sólo tiene un dueño y señor. El
nombre del agraciado infeliz es José Antonio y su apellido, Griñán.
Valderas va de mozo de espadas del infortunado político que se entera de
los escándalos en su propia casa por el patio de las viviendas ajenas.
En cuanto a Carbonero y Pastrana, los aguerridos activistas de CC.OO y
de UGT en Andalucía, van de comparsas en el cortejo de los listos
necios.
A
los sindicalistas de CSIF, un deseo de pronta recuperación física. En
lo sucesivo, una recomendación: antes de buscarse la compañía pancartera
de ciertos piqueteros, asegúrense de llevar yelmo y coraza. Y no lo
olviden: la cartera es de Griñán y de Valderas.
Un saludo.
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