Mi
compañero de firma en HUELVAYA, Jimy Pérez Guerrero, escribe un
excelente artículo, “la hora del relevo”, en torno al cambio que se
viene operando en el Partido Popular de Huelva. El análisis, sometido al
límite del espacio periodístico no editorial, puede ser compartido por
servidor. En modo alguno, sin embargo, lo es en su totalidad. Me
explicaré.
Cuando
Jimy habla de la hora del relevo, yo leo la hora del cambio, de la
sustitución. Al fin y al cabo, son términos sinónimos pero la propiedad
del lenguaje invita a utilizarlos con elegancia y sosiego. Aunque se
atribuye a Santa Teresa, la máxima es de Ignacio de Loyola: “en tiempos
de turbación, no hagas mudanza”. La angustia, la frustración, la
precipitación y tantas otras pasiones exteriorizables de los humanos
reducen el discernimiento y éste resta grados al sentido común.
España
atraviesa momentos gravísimos. Así son y no valen eufemismos. Huelva no
se sustrae a la triste realidad del Estado. La ciudadanía está hasta el
gorro de los políticos. No importa el signo ni la ideología. Hasta la
coronilla. La economía y el desempleo son caballos de una batalla que se
pierde diariamente. La provincia está sumida en la crisis más
importante de los últimos cien años. El PSOE lleva manipulando las
costuras del tejido social onubense desde que la democracia se hiciera
feliz realidad. El PP lleva todo ese tiempo haciendo cabriolas por el
erial de la Huelva abandonada sin que los ciudadanos lleguen a confiar
en sus dirigentes. Salvo contadas excepciones, las urnas han negado al
centro-derecha el gobierno de la Diputación. No me digan que el camino
se ha estrechado, que lo sé. En cambio, les refiero que, pese a las
corrupciones del psoecialismo y a las mentiras de la Junta, de la gente
de Chaves y de Griñán, de Mario Jiménez y de Caraballo, la mayoría
electoral permanece situada en su platillo.
Es
posible que malinterprete la canción del señor Pérez Guerrero. No lo
descarto. Sin embargo, sí diré, por si acaso, que el gran referente del
Partido Popular en Huelva ha sido Pedro Rodríguez. Pedro Rodríguez. Los
movimientos cainitas pueden haber menguado pero no han desaparecido. En
todo partido, y forma parte de la esencia de lo parcial, los principios
de mérito y capacidad, no nos engañemos ni pretendamos embaucar, se
subordinan a las exigencias de docilidad contrastada y de silencios
cómplices.
Uno
ha votado en las últimas legislaturas al PP. En las elecciones
generales, como respuesta de castigo a la política nefanda del señor
Zapatero y de los suyos. En las autonómicas, más de lo mismo. En las
municipales, he ahí la diferencia, con vistas a la inteligencia política
del actual alcalde de Huelva. Pedro Rodríguez es responsable del gran
éxito del Partido Popular. No sé si ha llegado la hora de ese relevo al
que apunta Pérez Guerrero. De lo que estoy convencido es de que, salvo
fuerza mayor, la turbación social no aconseja mudar el inquilino. Los
experiment os, con gaseosa.
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