En
época de carencias, caridad. Justicia, ni en los apogeos de la crecida
del río del dinero. Otra cosa no hará, pero a oportunismo y a picaresca,
son reyes del mambo. Los de la Junta de Andalucía. Hay un programa de
Canal Sur que resume en su entraña la idea de la nueva estrategia del
dúo Valderas-Griñán. Una presentadora del programa se ha instituido como
abanderada de la campaña llorona y a fe que consigue buenos datos de
audiencia. He ahí la clave.
En
tiempos de democracia, las lágrimas consiguen ahuyentar los derechos.
Una mano por el lomo enternece al personal como en los años de sentar a
un pobre en tu mesa. La religión es marginada de los programas de la
izquierda pero utilizan los mecanismos de la Iglesia más arcaizante.
Cualquier instrumento es bueno si se pone al servicio del partido y de
su propaganda más goebbelsiana. La izquierda se apunta al carro de los
llantos que ella misma provoca para distraer la atención. Estigmatiza la
crisis y la proyecta a autores distintos. La Junta nada tiene que ver
en la concepción del paro y de la corrupción. Los malos son, siempre,
los otros.
A
este fin, el carro de la caridad se presenta como mágica carroza de
reyes. Qué buenos son los de la izquierda andaluza. Se vuelcan con los
que nada tienen. Hacen de los errores, aciertos y de sus maldades,
virtudes. Ahí va Melchor con sus kilos de mantecados y polvorones para
los niños. A su lado, Gaspar llena de juguetes baratos las ilusiones de
los padres e hijos de parados, desahuciados, recortados y por recortar.
En tercer lugar, Baltasar llena de garbanzos, lentejas, chorizos de baja
calidad y otros mil alimentos, las despensas de los que coquetean cada
día con el hambre. Las oenegés se tienen que buscar otros circuitos de
ayuda. Para institución caritativa, la Junta. Cruz Roja o Cáritas van a
ser relevados de su histórica misión. El reparto de alimentos será
exclusiva de la Junta. De esta manera, si el umbral de pobreza hiende el
escalón del 30%, la Junta tapará sus vergüenzas con cemento armado a
granel de la cara dura que la caracteriza.
Así
que ya lo saben. Como en la postguerra. La izquierda demagógica que
sufrimos se ha desprendido de los principios y se ha colocado el disfraz
de los finales. Ellos quieren la burra, el buey, el pesebre, sobre todo
el pesebre, los reyes magos y la estrella de oriente. El mesías de la
miseria de los nuevos tiempos se ha hecho epifanía con Griñán y
Valderas.
Con
ellos, el banco de alimento se convertirá en alimento para bancos.
Penosa navidad. Lastimera fiesta. Quién cantará un villancico con esta
gente. No se lo cree ni el que asó la manteca.
Un saludo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario