Es
que llega la hora y sus señorías senatoriales no pueden con el hambre.
Tengamos en cuenta que los miembros de la Cámara Alta ya tienen una
edad, están muy trabajados, el pico y la pala les dobla el espinazo, el
combate diario con el tablet y el móvil deja secuelas, el café de la
merienda no pone en fuga al cansancio ni al sueño, y claro, llega un
momento en que estos prebostes de la política ceden al peso de la peoná.
Con
estos precedentes cómo se puede censurar a los eximios parlamentarios
del Senado de España que, avisada la noche, se levanten sonámbulos y
busquen como autómatas la puerta de salida para casa. Es que tienen que
descansar. Que no se trata de campesinos deslomados pero contentos por
la dura lucha contra la tierra. Ni de mineros que se adentran en las
entrañas de la roca con la alegría del espeleólogo aficionado. Por
supuesto que ni marineros mercantes que pasan meses en alta mar a bordo
de yates pesqueros cual Onassis redivivos. Ni maestros de escuelas que
se lo pasan pipa en colegios lumpen de barrios residenciales estilo
Torreblanca. Los senadores son gente de bien que lo pasa mal con tanto
calentamiento de sillón y cuanto toqueteo de teclas. Es que no tenemos
compasión por ellos.
Sería
injusto e inhumano que el pueblo reprobase o que la cúpula de su
partido reprendiese a los senadores psoecialistas que, en medio de una
votación contra un proyecto de ley del Pp se ausentaron, exhaustos, de
la Cámara. Un poco de por favor. Da igual que la propuesta a votar
partiera de su propio partido y que el tema fuera tan nimio como decidir
qué medidas tributarias se dirigirán a consolidar las finanzas
públicas. Pero si en España la economía es una joya.
Da igual todo lo que no sea rodear de algodones a nuestra inimitable
casta política. Cómo no estarían desmayados los próceres fugitivos que
se fueron para casita por más que de haberse quedado hubieran fastidiado
los intereses de la derecha. Si es que están al límite de sus fuerzas.
El presidente de la Cámara, don Pío, se mantuvo en su sitio y el grupo
popular tumbó la propuesta del Psoe. La gente de la calle está muy
cabreada. Eso no vale. García Escudero debió haber interrumpido la
sesión, ordenar masajes preceptivos a los compañeros, y compañeras,
ofrecerles una cena reparadora, un par de horas de sueño inducido y,
luego, haber reanudado la sesión. Como se hace en los hospitales con el
personal sanitario, en las comisarías con los agentes policiales, en los
juzgados con los funcionarios enterrados en legajos, y en todas las
empresas donde miman a sus empleados.
Es
que la tenemos tomada con el Psoe. El pobre Rubalcaba se levanta por la
derecha y se acuesta decúbito supino. Le llueven palos por todas
partes. Para eso se ha esforzado tanto este lumbreras de Ferraz. Los
desafectos se le multiplican y los propios le abandonan por el disfrute
en jueves del fin de semana caribeño. Pues no que le hacen la rabona al
exministro. Serán desagradecidos. Sí, me inquieren, pero la hora de la
cena es sagrada. Y después de tres días de gimnasia de trasero, no hay
humano que resista este ritmo de salsa. A este paso, bailes agarrados.
País de sinvergüenzas.
Un saludo.
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