El
titular es de El País. Se refiere al cambio que se está produciendo
sobre los residentes de viviendas. Del desalojo por desahucio a la
okupación, con k, por patada a la puerta. Las mafias están sacando una
buena tajada de la miseria de los ciudadanos. Despreciables los bancos,
repugnantes las organizaciones que hacen de la hipoteca ajena un
vertedero de negocios sucios. Tú me pagas tanto y yo pongo a tu
disposición un piso vacío. En un periquete. Al estado de necesidad
sucede la perentoriedad del alojamiento. Al abandono de la vivienda
subsigue la patada en su puerta.
Desahuciados
unidos en las redes del crimen organizado caen perdidos. No dejen su
casa en vacaciones porque, transcurrido el mes de holganza, se la pueden
encontrar con la cerradura cambiada y una familia instalada en su
interior. Por 600 euros de nada, una banda te proporciona piso todo el
tiempo que se desarrolle el proceso en los tribunales. La ley se las
pela para desahuciar a los pobres pero camina a paso de tortuga a la
hora de poner en la calle a los okupas. A un conflicto moral se agrega
otro conflicto inmoral. La propiedad pierde peso en la sociedad de hoy
al tiempo que la clase media muestra los muelles del colchón en otro
tiempo mullido. Mal porvenir el de un estado que desprecia la propiedad.
Recuerden este principio en la revolución francesa de 1789.
La
ley se redacta y promulga para ser cumplida en toda su extensión. No
vale que los poderosos la hagan valer y los menos pudientes la sufran.
Si no existe igualdad, no existe derecho ni estado. Sólo impera la ley
de la selva. En ella, la fuerza puede ser combatida con la inteligencia y
la astucia que anteceden a la adaptación al entorno hostil. No se trata
sólo de retrasar las notificaciones judiciales para evitar el desalojo.
Que sí, que vale pero que no siempre se puede sortear. Asistencia
jurídica gratuita. Reclámela en caso de sentencia de desalojo.
Transcurrirá tiempo antes de que se la concedan. Es la ley, no? Pues a
ella se acude. Las soluciones dilatorias son muchas. La ley es
garantista para todos. Hágala valer. Incluso la jurisdicción penal si se
consideran víctimas de un fraude o de la no aplicación del principio de
interés social.
La
gallardonesca ley de tasas favorece a los más desfavorecidos y a los
más criminales que se forran con la desgracia de éstos. Si no carga
contra los bandidos, que emplee idéntica tibiedad con los más débiles.
Ya que no existe seguridad jurídica, al menos que la inseguridad nos
devore a todos. Los lavados de cara legales pactados entre el PP y el
PSOE encabronan a los ciudadanos en lugar de serenar sus ánimos. A este
paso, la solidaridad popular, escasa por cierto, activará el motor de
las movilizaciones para oponerse a la agresión legal de los bancos y al
caramelo viciado de las mafias de okupas. En cualquiera de los dos
casos, la perdedora es la sociedad entera. Uno está de violencias hasta
la coronilla. De golferías, hasta el alma. De silencios cómplices, hasta
la entrepierna. De canallas con corbata o sin ella, hasta la
desesperación.
La
jungla no puede enterrar al estado de derecho. Salvo que los leones y
las gacelas ya formen parte del mismo y no nos hemos enterado.
Un saludo.
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