Se
llama Javier. Es andaluz. Militante del partido de Chaves y de Griñán.
Director General de Trabajo de la Junta. Un sanedrín de parlamentarios
lo ha distinguido con la mención de guerrero más poderoso del universo
universal. Él solito se ha fundido cientos de millones de euros a base
de espadas de coca, de kalashnikov de copazos, de catapultas de
familiares y amigotes y de otros ingenios bélicos para amasar fortunas
del pueblo. Se llama Javier. Una cosa.
Al
más genuino estilo del incomparable Paco Martínez Soria, el coloso de
la guerra se ha convertido en el auténtico señor de los ERREs. Los EREs
no son nada para este combatiente de la corrupción. Sin ayuda de tropa
ni de milicia ni de legión, el todopoderoso guerrero cercó el castillo
del tesoro institucional, se apoderó de las joyas más valiosas y dejó en
bragas a sus bien pagados custodios. Se llama Javier. Un caso.
El
hombre, humano al fin y al cabo, no se lo cree. Pero hombre, si yo
pedía permiso hasta para bajar a tomarme un café. Si no tenía las llaves
de la puerta acorazada. Si no disponía de un simple petardo. Si la
cámara regia era lugar de acceso exclusivo para los guardianes de corps
de la presidencia. Si no es posible a Supermán, a Batman y a todos los
héroes de Marvel aproximarse a los alrededores de la pirámide
psoecialista, cómo se me va a condecorar con medallas inmerecidas. Que
no, que rechazo el homenaje. A cada uno lo suyo. Que en el asalto
estábamos una docena de mercenarios de élite. Que es verdad que sí
contribuí pero no me eleven a una peana que sólo corresponde a gente de
la talla de Griñán. La justicia es eso, dar a cada uno lo suyo. Lo
demás, mentira y esperpento. Se llama Javier. Nació en España.
Pues
ya saben. A Javier, todo el mérito. Los generales Fernández y Viera,
apartados de la loa popular. El Estado Mayor de don Manuel y de don José
Antonio, apeados de sus reconocidos inteligencia y valor. Este sanedrín
de IU y del PSOE parece la fiscalía de Cataluña y la judicatura de
Pijuán, expertas en el arte de encajonar informes desfavorables a Mas o a
Pujol. Obras maestras las suyas. Quién se atreve a poner en duda que el
poder ejecutor de la Junta recayere en el gran guerrero. Algún
desorientado. Como Javier.
Queda
la gran esperanza blanca. La señora Alaya. Si las investigaciones de la
magistrada no lo arreglan, los ciudadanos nos veremos obligados a
contemplar la figura marcial del guerrero Javier. Con lo que nos
gustaría admirar la limpieza ética y la brillantez moral de esos padres
de la patria andaluza como son Chaves y Griñán. En monumento destacado y
en céntrico emplazamiento urbano. Los andaluces somos gente de paz. No
nos va la guerra. Ni los guerreros rojillos y azulados. Ni la blanca
raya de la coca.
Para
mí que este guerrero no es el más poderoso del mundo. Que es un
comparsa privilegiado de una milicia de fedayines chavesianos y
kamikazes griñaneros de la estirpe andalusí. O sí o no.
Un saludo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario