La
canción tiene por autor a Ramoncín. Un artista, un intelectual, un
orador. Un respeto. Nacido en Madrid, el genial compositor se siente
catalán. Así lo ha manifestado en un acto celebrado en Cornellá que fue
organizado por L´Assemblea Nacional Catalana.
Y
qué se puede hacer si el prohombre de las letras y de las ciencias
madrileño lleva sus emociones por doquiera que se reúnan unos cuantos
espectadores. Reprimir los sentimientos puede provocar cáncer. Embridar
las palabras es un buen remedio para no hacer el ridículo con ellas.
Según el excelso músico, las personas sensatas son las únicas capaces de
entender perfectamente la necesidad de consultar al pueblo de Catalunya
cara a la independencia. Miles de personas sensatas, pues, y millones
de insensatos pueblan este país antiguo, rico y diverso. Si lo dice una
mente tan lúcida como la suya, quiénes somos los demás para refutar sus
sesudas y fundamentadas declaraciones.
Item
más: don Ramón se salta las vallas legales en un abrir y cerrar de ojos
y acude, en un alarde de pacifismo, a la imparabilidad del proceso
secesionista. No porque la Constitución diga otra cosa o porque la
legislación vigente desdiga su verborrea patriótica. Qué va. El proceso
no se puede detener porque “ya no puede haber tanques, aviones ni sangre
ni rifles”. Toma. Por esa misma razón, si el exdirectivo de la Sociedad
general de Autores de España (SGAE) es condenado por su supuesta
intervención en esa institución, saldría libre, indemne y victorioso
porque ha arrebatado al Estado su poder sancionador y punitivo. Un
hacha.
Adalid
de la antipiratería en su calidad de miembro de la Dirección de la
SGAE, Ramoncín se ha significado a lo largo de su carrera por su entrega
al público. Por ello, no dudó en suspender su actuación cuando en el
festival albaceteño de Viña Rock la gente, encantada, se dedicó a
tirarle objetos no más apareció sobre el escenario. Ya les digo, concita
masas y atrae servidumbres fervorosas. Icono de la coherencia, ayer
puso a parir a los promotores de la televisiva Operación Triunfo y al
día siguiente aceptó formar parte del jurado ad hoc. Un pollo, vamos.
Lo
del rey del pollo frito tiene otras connotaciones que silencio. No
obstante, les invito a escuchar algunas de las melodías inolvidables de
este madrileño catalán, de este Bruce Springsteen libertario, de este
pájaro fénix de los ingenios. Después de la experiencia, no me pidan
consejo. Reclamen al madrileño sensato.
Un saludo.
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