Que
UGT no es una ONG nadie lo duda. Podemos ser tontos y, por tontos,
crédulos. Pero hasta cierto punto. Lo mismo que Méndez lleva años sin
dar un palo al agua de oficio distinto que el de sindicalista, UGT
siempre fue la correa de transmisión del Partido Socialista Obrero
Español. Una correa de transmisión mecánica que se basa en la unión de
la rueda sindical obrera con la rueda partidista obrera. El vínculo, una
correa continua empresarial, que es el poder ininterrumpido, que abraza
a una y a otra ejerciendo una fricción que suministra energía al
conjunto. En Román paladino, que son organizaciones simbióticas para
sacar tajada del obrerismo.
Debelador
a ultranza de la reforma laboral del PP, don Cándido Méndez de las mil
copas del Villamagna, se aferra a ella cuando de despedir barato se
trata. La reforma es un desastre, argumenta, pero mientras me sirva, la
aplico con el escrúpulo cero de las empresas más explotadoras. O los
trabajadores se ajustan al plan, o UGT los pone de patitas en la calle
con 20 días por año trabajado. Si no de qué van a comer y beber estos
funambulistas de la política más barriobajera. La sección andaluza del
sindicato del Psoe ha presentado expedientes de regulación que
perjudican a más de dos centenares de trabajadores de la organización. Y
eso que superávit tenían y así se auditó. Pero ya saben que la
demagogia se arrastra por carriles de fango sólo surcados por unos
cuantos avezados en la especialidad de ciénagas humanas.
Si
alguien pone en duda a don Mendo, digo don Méndez, que la venganza se
cierna sobre los escépticos. Lo ha dicho Méndez, el gran menda del
sindicalismo patrio: que UGT no es una ONG. Y para recibir caridad, ya
están ellos. Y para poner el cazo a las subvenciones, también ellos. Y
para vender consejas que no han de seguir, sin duda ellos. UGT no es
organización no gubernamental. Todo lo contrario. Gubernamental a
machamartillo sobre todo cuando la otra rueda del engranaje gana el
poder. Entonces es que se forra. Bueno, los que se forren, que doy por
seguro el que los militantes de base son tan honrados como el que más.
Y
como UGT no es una ONG, le importa un pito carnavalero la denuncia de
los abusos de los derechos humanos, o la ayuda humanitaria, o las
mejoras laborales, o la cooperación para el desarrollo, o la
satisfacción de las necesidades de la infancia, o la orientación a
ciudadanos de la tercera edad, o la participación ciudadana, o la
recaudación de dinero para los más pobres y más desfavorecidos y más
necesitados. Un pito.
Los
trabajadores de UGT, que no paga el Estado, se van a la calle como lo
manda la Santa Madre Fátima: con una mano delante y otra detrás. De lo
contrario, la revolución sindical la tendrán que hacer en la taberna del
tío Enrique en vez de en el restaurante de lujo del hotel de cinco
estrellas. Y por ahí no pasan. O transmiten fuerza de riqueza o la
correa es todo un ejemplo de Gürtel de la escuela psoecialista.
Ejemplares.
Estos directivos de UGT son un modelo a explicar como vade retro de la
cultura progresista. Y don Méndez/Mendo, un menda de notorio
reconocimiento.
Un saludo.
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