Los
franceses son maestros en tácticas envolventes y en dialécticas
diabólicas. El chauvinismo y el degaullismo son apéndices de la idea del
rey sol que fue Luis XIV. El estado soy yo, decía el monarca. Las
libertades son nuestras, gritan los franchutes.
Cuando
la guerra con Irak, franceses y alemanes se opusieron a cualquier tipo
de intervención. Frente a norteamericanos y británicos. Cómo era posible
esa actitud ante un conflicto en el que la dictadura arrasaba derechos y
mutilaba libertades. No convenía. Sencillamente, esa partida de póker
les era adversa. Crudo.
Pasa
el tiempo y Malí cobra actualidad. Sin perder un segundo, el socialista
Hollande proclama que su país quiere europeizar la lucha contra el
terrorismo en ese estado africano. Aparece como el libertador. Un
Napoleón de vía estrecha. Sin embargo, la operación bélica cuesta dinero
y, ay, que no me toquen el bolsillo. Que las potencias del viejo
continente ayuden a sufragar gastos de logística. Se trata de una acción
imprescindible en aras de la seguridad y del respeto a los derechos
humanos. En Malí. En Irak, no.
Los
defensores de Husseim eran patriotas. Los soldados del bando
antifrancés son terroristas. Puñalada a la etimología y voladura
controlada de la historia. Los esbirros de Bush querían arrebatar a los
iraquíes su integridad y su soberanía. Las tropas francesas se proponen
devolver a los malienses esa integridad y soberanía que alguien, no
Francia, les birló. Cruda su pasión.
No
tienen remedio. Estos franceses son la pera limonera. Toda la vida. Si
repasan la historia que enseñan en las escuelas galas, se quedarían
sorprendidos. La Chanson de Roland exalta las virtudes del jefe muerto
en Roncesvalles. A manos de quién. De un ejército hispano, no. De una
guerrilla pirenaica, tampoco. De los vascones, qué va. De terroristas.
Los franceses dicen que los que se cargaron a las mesnadas de Rolando
fueron terroristas. Patriotas, ellos. Los demás, escoria.
La
libertad perdida. Más que perdida, extraviada. A conciencia. Cuando
interesa, la sacan en procesión. En épocas de intervención militar, la
administran ellos.
Lo que maquinan. Lo que urden. Lo que presionan. Lo que hacen. Ellos son la grandeur. Los demás, pequeños. Oh, la la.
Un saludo.
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