Lo
de FAFFE no es burla o desprecio o broma o escarnio o choteo o rechifla
o pitorreo. Es mofa, bufa, befa y chufla. Compilados. Lo de FAFFE es un
hecho que pone en ridículo a toda la Junta de Andalucía. No así a los
jerifaltes de la misma porque ellos nunca tuvieron vergüenza política
y, en consecuencia, no conocen el sentido del ridículo.
Cuando
la pandilla de amigos que desgobierna Andalucía, la de los EREs o
Invercaria entre otros casos lacerantes, quiso reordenar el sector
público andaluz, vaya que lo hizo a conciencia. No reordenarlo, no.
Desordenarlo. Conducirlo al caos más absoluto. Si creen que por
ignorancia, se equivocan. Por mala fe. Por el logro de un río revuelto
donde pescar prosélitos. La Administración paralela es la consecuencia
más infame de este modo de proceder del gabinete de Chaves y de Griñán.
Las
sorpresas no son tales en política. Son realidades que, no por
inesperadas, dejan de provocar el acto reflejo de llevarnos las manos a
la cabeza. Entre la maraña de golferías, el noticiario de actualidad nos
trae una que no desmerece las anteriores y más publicitadas. Se trata
de la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que
declara nula de pleno derecho una subvención de 16 millones de euros
(alrededor de tres mil millones de pesetas) que la Consejería de Empleo,
la de Antonio Fernández, Viera y otros compañeros mártires, otorgó
graciosamente a la Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo, más
conocida por FAFFE. Pero bueno, y por qué es nula una subvención de
esta cuantía en la región de las subvenciones más peregrinas. Cuestión
de fechas, amigos lectores. Cuestión de fechas.
La
Junta concedió la subvención a FAFFE una vez que la fundación había
sido disuelta. Como si el presidente de la Junta otorga una subvención a
MATSA, la de Paula, una vez que la empresa ha cerrado sus instalaciones
mineras y despedido al personal. Pues eso. Se carga con una porrada de
dinero a una entidad inexistente. La iniciativa de judicialización del
fraude hay que atribuírsela al buen hacer del sindicato CSIF. A cada uno
lo suyo. Se ha podido demostrar que la Consejería de Empleo regaló
estos fondos millonarios a la extinguida FAFFE, organismo cualificado
concebido, desarrollado y ensalzado a la sombra del enchufismo más
procaz en el que los jefezuelos, remunerados como emires, fueron
colocando a familiares propios y deudos ajenos hasta sobresaturar el
mercado de empleados públicos.
A
partir de ahora, el Servicio Andaluz de Empleo (SAE), destino de los
trabajadores de la extinta FAFFE, deberá devolver el pastizal ilegítimo a
la Consejería de Empleo. Y eso a qué se debe. A que la subvención fue
nominativa a FAFFE y no asumida por el SAE. Cómo se les queda el cuerpo.
Fatal. Como a servidor. Tanto enjuague en tiempos tan cortos sabe mal,
muy mal.
A
ver si alguien piensa que los de la Junta tienen la boca limpia pese a
los colutorios continuados de los tribunales de justicia. Nada. Sucia.
Negra. El empacho es sistemático y sistémico. Una faffe, digo una mofa,
una bufa y una befa. Pura chufla.
Un saludo.
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