Los
rinconetes y cortadillos crecen como mala hierba. De uno y otro sexo.
Fíjense en el dicterio de Amy Martín y su imbricación en el asunto Mulas
y el Psoe. No está mal la excusa. Significativa pero no brillante.
Decorativa mas en absoluto original. Mayor nivel alcanza la disculpa
dela señora Azorit, exalto cargo de la Junta de Andalucía, y del señor
Soto, dignísimo responsable de Comisiones Obreras. La Fiscalía acusa a
ambos de malversación y de otros delitos. Una injusticia, claro está,
que por una subvención miserable de varios cientos de miles de euros,
dos personas tan honradas y tan volcadas en el servicio al pueblo,
tengan que enfrentarse a pamplinas de la ley.
Todo
es un error, advierte el sindicalista. Un simple error contable. El
consejero principal de los fraudulentos expedientes de regulación de
empleo, el señor Fernández, había concedido al sindicato cien
milloncejos de pesetas para actividades relacionadas con la prevención
de riesgos laborales y, claro, los pobres acusados entendieron mal la
concesión y confundieron prevenir con comer y laboreo con cachondeo. Por
ello, no por otra cosa, que son mal pensados, justificaron casi seis
millones de pelas con unos cuantos almuerzos y una charanga carnavalera.
Fue un error, repiten. Fue un error.
Los
comisioneros tienen que vivir. Algunos se toman copas en hoteles de
lujo, estilo Villamagna, y otros, más modestos, machacan partidas
llegadas del erario público en comidas, viajes y dietas varias. Qué
quieren ustedes. El gran jefe, Toxo, se pregunta, con la boca de piñón,
para distraer al personal, si no será conveniente que el sindicato
renuncie a cualquier ayuda estatal y viva con las cuotas de sus
militantes. De la risa, oigan. Es que me da algo. Si esta muchachada que
va de izquierdas y vive bien apegada a la derecha, tiene que apretarse
el cinturón y renunciar a sus hoteles de cuatro o cinco estrellas, a sus
viajes en AVE o en business, y a su disparatada manutención, me apunto a
la guerra de Malí como enviado especial de El País. Venga.
Las
equivocaciones de la izquierda se producen siempre por el costado que
más les duele, el del dinero calentito. La boca sirve para equivocarse,
pero sobre todo para manducar manjares caros y para expeler coartadas
impresentables. Siempre habrá miedosos que se traguen sus embustes y
fiscales que se arrepientan de sus acusaciones. Los jueces… Los jueces.
Un saludo.
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