Sánchez
Rufo, don Rafael, es portavoz de IU en la Diputación de Huelva.
Portavoz de un partido que sólo cuenta con un diputado. Él mismo. El
hombre lo tiene muy difícil a la hora de llevar al organismo el parecer
de su grupo. Rafael le dice una cosa. Sánchez apunta otra. Y luego, el
pobre Rufo tiene que dar la cara para que se la rompan por culpa de los
otros dos. Dura carga la de este emérito personaje al que no conozco
oficio distinto al de político.
Quizás
por este frenesí psicológico. Tal vez por la responsabilidad de buscar
el consenso entre los miembros de la cosa. Acaso por mímesis, lo cierto
es que don Rufo acude a su capacidad dialéctica de empedernido vocero
para salir del trance. Se dice en los mentideros de la urbe que el
eximio representante del pueblo desfavorecido está a punto de entrar en
el seno gubernamental de esta su Diputación Provincial. Justo al lado de
su compañero de fatigas y vómitos de Aljaraque, el señor José Martín.
El rumor corre de boca en boca por las redacciones y, sobre todo, por
las cafeterías de Alonso Pinzón. Atento al quite, don Rafael y el señor
Sánchez han exigido a Rufo que ponga orden y desmonte el bulo. Presto,
el portavoz ha echado mano al manual de los programas basura de la salsa
rosa y ha evacuado frases antológicas.
El
PP vive instalado en la más burda estrategia del cotilleo político, ha
dicho el prohombre. Al tiempo, apostilla que le preocupa la obsesión
compulsiva de los populares. En un alarde de entrega y dedicación a los
demás, aunque sean sus adversarios, el dilapidador consistorial les ha
recomendado ayuda especializada para superar el trauma. Qué clase. Esta
gente del Partido Popular no sabe lo que tienen con amigo tan ejemplar.
Rufo entrará en el Gobierno de la Diputación cuando les salga de sus
partes a Rafael y a Sánchez. Y qué pasa. La izquierda sólo puede
desarrollar sus políticas de tierra quemada cuando todavía quede un euro
en las arcas públicas. A ver qué hace don Diego en San Telmo si no
apoyar el desastre institucional de Griñán. Posesionada la ruina, de qué
van a seguir. Se administra la riqueza. La muerte es competencia de
otros.
En
este dos mil trece que comenzamos, me gustaría, por cierto, en alusión
a los valores sociales de don Rufo, que ilustrara a los onubenses con
su honradez y publicara los sueldos que percibe del erario público.
Estoy convencido de que su filantropía emocionará a los parados y
provocará el entusiasmo de los funcionarios recortados. Lo mismo le da
un aire fresco y nos conforta con su anuncio de ofrecer a los
desahuciados alguna vivienda de su propiedad o entregando una parte de
su sueldo a entidades benéficas.
Un saludo.
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